15 de Febrero de 1974
“El Mundo”
LA OFENSIVA DE LA BUROCRACIA
Escribe Agustín Tosco
La conformación de las fórmulas provinciales para ocupar los cargos de gobernador en el período preelectoral a marzo del año pasado, en el caso del hoy partido o coalición gobernante, .se hizo en la mayoría de los casos con un “político” y un “gremialista”. De allí resultaron, por lo general, un candidato a gobernador de corte progresista y con el apoyo militante y activo de la juventud y un candidato a vicegobernador extraído de la burocracia sindical sin otro apoyo que el de los círculos enquistados en las cúspides de las más poderosas organizaciones obreras.
Al poco tiempo de asumido el gobierno elegido por el pueblo, los principales representantes de la burocracia sindical que habían ganado las vicegobernaciones instrumentaron una ofensiva para dar por tierra con aquellos gobernadores que no respondían a la política de un verdadero “continuismo” que ellos habían practicado consecuentemente durante el largo período de la dictadura militar.
El primer ataque a fondo fue llevado contra el entonces Presidente de la Nación, Dr. Héctor Cámpora. El vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, extraído de las filas de la burocracia sindical bonaerense, planteó en Paraná que aquél debía renunciar para posibilitar una nueva elección con el Gral. Perón como candidato a Presidente.
La larga serie de proscripciones a que éste había sido sometido, el sincero deseo del pueblo, incluso de quienes no eran peronistas, de terminar con la larga serie de atentados contra elementales posibilidades de expresión democrática, hizo que se tomara como algo justo, algo que no debía ser objetado. Mas no se trataba sólo de esta cuestión. El objetivo era el defenestramiento de todos los altos funcionarios, particularmente el Ministro del Interior y el Ministro de Relaciones Exteriores.
Y así fue. Como si se diera una proyección de la masacre de Ezeiza en la que tuvieron activa participación los sectores de la burocracia y los grupos de la derecha, el nuevo elenco oficial “provisorio” fue integrado con la expresa exclusión de los más representativos de las fuerzas jóvenes y avanzadas y la inclusión de personalidades adictas o neutras en el conflicto.
Durante cuatro meses —de julio a septiembre— cesó la ofensiva contra los sectores más consustanciados con las aspiraciones de las masas y la juventud. Era necesario repetir o ampliar el resultado electoral del mes de marzo. Hasta se dio la impresión de un curso contrario al hacerse trascender un posible alejamiento del Ministro de Bienestar Social. Por lo menos, éste se alejó, pero sólo geográficamente, ya que partió en una misión al exterior. Las expresiones del Gral. Perón readquirieron un tono de estímulo a la juventud combativa y el resultado electoral, con las redivivas pautas programáticas, alcanzó los niveles apetecidos.
La burocracia sirviente de la derecha, con mayor tranquilidad y reiterado apoyo, recomenzó su ofensiva. Las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Salta y Córdoba, fueron los principales blancos. En todas, menos en Córdoba, uno de los términos de la fórmula —el vicegobernador— respondió con sus posiciones y actitudes a los sectores reaccionarios que paulatinamente hegemonizaban el poder.
En la provincia de Córdoba la fórmula provincial había sido integrada por la trayectoria combativa de las masas trabajadoras y el pueblo mediterráneo con homogeneidad. El vicegobernador, compañero Atilio López, lideraba la CGT Regional que protagonizó los principales combates obreros y populares contra la pasada dictadura. El gobierno de Córdoba, dentro de sus posibilidades desarrollo una política democrática, de puertas abiertas, de respeto a las organizaciones obreras, aun no peronistas, y también atendió con sensibilidad popular los conflictos laborales planteados en su esfera. La burocracia que siempre enfrentó al movimiento sindical cordobés en condiciones más propicias, no dejó de alentar a sus “delegados” en no más de una docena de organizaciones para “verticalizar” a la provincia. A la propagandización de necesarias “depuraciones”, de eliminar a “marxistas” del elenco gubernativo, se sumaron violentos ataques armados y atentados contra organizaciones sindicales del sector combativo —peronistas y no peronistas— como sucedió con la asamblea de la construcción en el local de la CGT Regional, que ocasionó una víctima fatal —el compañero Avila—, como sucedió con Luz y Fuerza, Sanidad y Smata. Los compañeros Damiano, Rojas y Contino también cayeron para siempre por su militancia obrera y popular. La ofensiva de la derecha se iba haciendo más abierta y más brutal. Luz y Fuerza de Córdoba ya había sido sancionada por la burocracia nacional quitándole por ello el “derecho” a participar del Plenario de la CGT Regional para la renovación del Secretariado. A SMATA se le aplicó el criterio de estar “en observación” con la advertencia de sanciones por parte de la burocracia central. A Sanidad se le congeló la situación con una intervención desde Buenos Aires y con un “no innovar” de la justicia provincial. El compañero Atilio López fue separado por el sector ortodoxo que regimenta las 62 Organizaciones locales. Los ortodoxos, amparados por el Ministro de Trabajo Ricardo Otero, viajaron varias veces a Buenos Aires y comenzaron a desmontar superestructuralmente al sector sindical combativo del peronismo, logrando sumar cada vez a más “sindicatos” a su favor. Córdoba ha quedado “cercada” por la burocracia.