26 de Noviembre de 1971
“Encuentro” Publicación mensual, órgano del Encuentro Nacional de los Argentinos
Buenos Aires, noviembre 1971
“A LA UNIDAD ARTIFICIAL Y TRAMPOSA QUE PROGRAMAN DESDE
ARRIBA, OPONEMOS LA UNIDAD VERDADERA RECLAMADA DESDE ABAJO”
Compañeros, compañeras, ciudadanos:
Por medio de mi abogado defensor, Dr. Alberto Murúa, que hoy me ha visitado en el locutorio del penal, quiero hacerme presente espiritualmente en esa gran concentración, para transmitir mi ferviente adhesión y reconocimiento: por el trabajo, la acción, la solidaridad y la lucha por la causa popular que incansablemente desarrolla el ENA.
Hace un año tuve la gran alegría de asistir y hacer uso de la palabra; en el gran acto inaugural del Encuentro, celebrado en Rosario, semanas antes habíamos concurrido invitados por la Central Única de Trabajadores a la asunción del mando del Gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende, en Santiago de Chile.
De regreso en el país, invitamos a Córdoba a una delegación de la CUT, que asistió a distintos actos en nuestra ciudad, como representantes de los trabajadores chilenos, de la Unidad Popular y del Gobierno Popular de la República de Chile. Con los compañeros trasandinos Victoria de Mun y Duarte Castro, fuimos al acto de Rosario. La recepción fue realmente clamorosa, es que saludaba no sólo a los queridos hermanos chilenos, sino al glorioso triunfo de la unidad de las fuerzas del pueblo, que con ello señalaba un auspicioso ejemplo, un nuevo precedente para los países latinoamericanos que luchan para liberarse del imperialismo y construir una nueva sociedad.
Ya ha pasado más de un año de aquella fecha, un año que en la Argentina ha sido llenado con la indeclinable lucha de la clase trabajadora y demás sectores populares. Un año en que pese a la tremenda represión desatada le ha sido imposible al régimen dictatorial, someter y engañar a los argentinos que quieren cambios de verdad y no trampas, farsas y mistificaciones.
Mientras tanto los poderosos del régimen insisten en incrementar el Gran Acuerdo Nacional como solución política. Es decir, dar continuidad a toda la programática de la mal llamada revolución argentina bajo apariencias institucionales y democráticas. Para ello no se han quedado cortos en mentar todo tipo de arreglos y componendas, coincidencias, treguas, etc. con los más dispares actores de la vida sindical y política de la Argentina. Quien se presta transitoria o definitivamente es ungido con la bendición de la Casa Rosada. Pero como todos esos escarceos no están basados en la voluntad soberana del pueblo, fallan constantemente y es notoria la periódica reacomodación de posiciones a que los obliga esta situación. El fracaso total de estas maniobras sería reemplazado por una solución a la brasileña que también tiene sus pacientes sostenedores. Ni una ni otra tienen posibilidades concretas, lo único que tiene perspectivas históricas es el auténtico respeto a la voluntad soberana de los argentinos.
Para que sean posibles la Justicia Social, la Soberanía Popular y la Liberación Nacional que queremos conseguir, es necesario, es imperioso profundizar la conciencia y ampliar la continuidad de acción, superar las pequeñas diferencias y centralizar los grandes objetivos comunes de nuestro pueblo. El Encuentro Nacional de los Argentinos está cubriendo en ese sentido un verdadero rol histórico: oponer a la unidad artificial y tramposa que programan desde arriba, la unidad necesaria y verdadera que reclaman desde abajo. Esa Unidad Popular y Patriótica, Democrática y Revolucionaria, capas de encauzar el destino del país, liberarlo de la reacción imperialista, fortalecerlo nacionalmente y hacerlo marchar hacia un futuro socialista.
Por último, vaya todo mi reconocimiento a todos los que sin distinción de actividad o militancia, permanentemente me hacen llegar su inapreciable solidaridad en la prisión. Quiero con Uds. Gritar también, con firmeza y optimismo:
¡EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO!
Agustín Tosco
26-XI-1971