1 2 de febrero de 1972 

Carta reproducida por el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba y la Regional Córdoba de la Confederación General del Trabajo. 

A LOS GREMIOS PERONISTAS COMBATIVOS 

Con motivo de la presentación del Plan de Lucha en la reunión del Comité Central Confederal de la C.G.T., el Compañero Tosco envió la siguiente nota. 

Buenos Aires

Cárcel de Villa Devoto

Compañero Julio Guillán

Mesa de Gremios Peronistas Combativos

Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la

República Argentina 

Estimado Compañero:

                       Escribo esta carta desde el locutorio del penal y le pido a mi abogado que tenga a bien hacerla llegar a tus manos, para que a su vez la transmitas a los demás Compañeros.

Motiva la misma la posición sustentada por los Gremios Combativos Peronistas y otras Organizaciones en la reciente reunión del Comité Central Confederal de la Confederación General del Trabajo.

Esa posición es la que traduce con autenticidad el espíritu de lucha de la Clase Obrera Argentina, y pese a que no resultó aprobada, estoy convencido que, además de lograr una sustancial cantidad de adhesiones en el seno del Comité Central Confederal tiene la identificación mayoritaria del movimiento obrero.

No caben dudas que la proyección que están alcanzando en la C.G.T. Central las actitudes que se corresponden genuinamente con los derechos sindicales y populares, tienen su origen en una militancia y prédica constante y consecuente cuyo punto de partida está centrado en las más sentidas aspiraciones de las masas laboriosas argentinas.

Es así que, para mencionar exclusivamente los precedentes de este año, podemos apreciar como factores de primera magnitud para el fortalecimiento de estas posiciones, el Plenario de Gremios Peronistas Combativos del 15 de Enero; el Plenario de Gremios Confederados de la Regional Córdoba de la C.G.T. y el contundente paro general activo del 3 de Febrero; el Plenario del Movimiento Intersindical del 5 de Febrero; además de todas las acciones y reclamos efectivizados por numerosos gremios en todo el territorio nacional.

La propuesta presentada durante el debate del Comité Central Confederal constituía un verdadero Plan de Lucha. En cambio, la resolución aprobada, bajo la apariencia de una medida de mayor envergadura, encubre una actitud típicamente pasiva, y que además por la extensión de su pasividad, la puede tornar contraproducente, como ya el propio desarrollo de los acontecimientos se encargará de demostrarlo.

Es que el participacionismo, fracasado y agotado en su peregrinar constante por los despachos oficiales, pero sin desprenderse de sus compromisos con el régimen y el sistema, opta por inflar los globos de una supuesta combatividad.

La moción presentada significaba una protesta enérgica y militante: la que coloca al trabajador en su verdadera dimensión de protagonista dinámico de sus reivindicaciones inmediatas y en agente constructor del profundo cambio que requieren las anquilosadas estructuras oligárquico-imperialistas que tienen sometido a nuestro pueblo y a nuestra Patria. Hay una tremenda diferencia entre el objeto paralizado y el sujeto consciente y activo. ¿Quién será más respetado? ¿Aquél que levanta los brazos casi desconociéndose a sí mismo, o aquel que los levanta afirmando su personalidad?

Para estas circunstancias, a la paralización de la actividad laboral debe suceder la movilización sindical; de lo todo queda a mitad de camino, y la otra mitad de hecho le es concedida a la reacción. Como lo fue posteriormente al 29 de septiembre, que no se convocó al Comité Central Confederal pese a que se había comprometido hacerlo.

¿Qué justificativo hubo para la tan prolongada abulia de los participacionistas? ¿Sobre qué base seria se apoyaron sus expectativas esperanzadas? ¿Cuántas de las ambiguas promesas se cumplieron? ¿De qué le valieron las audiencias oficiales, las entrevistas privadas, los contactos confesados y los inconfesables acuerdos?

No hubo ningún justificativo valedero para los intereses de la Clase Trabajadora, pero todo eso sirvió:

—Para que se facilitara el aplastamiento del nivel de vida de la Clase Obrera y de la población en general.

—Para que la política económica recayera en los más rígidos esquemas kriegervasenianos: periódica congelación de salarios, descontrol de costos, de precios, inflación y recesión, desocupación, enajenación del patrimonio nacional, endeudamientos del país, sometimiento a las exigencias de los monopolios y corporaciones financieras del imperialismo.

—Para que los graves problemas sociales de jubilados y pensionados, de insuficiencia de escuelas, hospitales y viviendas, pretendieran ser atenuados con la instalación de nuevos casinos, quinielas, prodes, y alguna otra “diversión”, que por vía del incremento del juego y de las apuestas, permitieran además captar los sufrimientos y esperanzas de los pobres, sin tocar las estructuras básicas del sistema.

—Para que la legislación represiva y opresiva de carácter sindical, social, política e ideológica, derivara en la intensificación del atropello a los más elementales derechos humanos: desde el ataque a reuniones o manifestaciones públicas, pasando por encarcelamientos, torturas y secuestros, hasta el delito de opinión y la pena de muerte.

—Para que el slogan mistificador del Gran Acuerdo Nacional continuara su incesante repiqueteo con la engañifa del pleno ejercicio de los derechos cívicos y ciudadanos, de las no proscripciones y condicionamientos, del juego limpio; mientras contra todo lo prometido y publicitado, se proclamaba tajantemente que el próximo gobierno será de “transición y consolidación”, que la Constitución será modificada por decreto; y que en definitiva todo acabará en un continuismo dictatorial institucionalizado.

La pasividad cómplice del participacionismo sirvió para todo eso. Pero la conciencia y decisión de todos los sectores populares combativos transformará positivamente la dramática realidad argentina.

Es de fundamental importancia la firme actitud de la Clase Trabajadora; y en un plano más amplio la unidad de las fuerzas populares. Sólo la recuperación de la conducción del país, por y para el pueblo, permitirá sustituir el reaccionario programa trazado por los detentadores del poder, por una política de fondo que efectivice los grandes objetivos de la justicia Social, la Soberanía Popular, y la Liberación Nacional.

Con estas líneas, estimado Compañero, quiero hacerle llegar mi pública identificación y felicitaciones por la posición sostenida en el Comité Central Confederal. Además alentarlos a que prosigan así, reafirmando clara y consecuentemente el concepto y la práctica de la unidad de acción, de la unidad para la lucha, con la cada vez más precisa identidad de objetivos que nos lleven definitiva- mente a lograr la plena vigencia de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de la Clase Trabajadora y demás sectores populares argentinos.

Sin más, les envío un fuerte abrazo a todos.

   AGUSTIN TOSCO

                                             Detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional