3 de julio de 1971 

CARTA DE AGUSTIN J. TOSCO.

Cárcel de Villa Devoto (Buenos Aires) 

“A LA SOLIDARIDAD PERONISTA” 

Estimados Compañeros:

                          He recibido con mucho agrado vuestra reciente nota, donde me trasmiten inestimable solidaridad en la presente circunstancia de encontrarme en prisión, dispuesta, injusta y arbitrariamente, por el régimen que usurpa la voluntad soberana del Pueblo en Argentina.

Tanto como jamás he hecho distinciones para ofrecer mi solidaridad a quienes, en uno u otro momento, han caído presa de la represión del poder, por su militancia e ideales populares, tampoco tengo la inhibición de reconocer, calurosamente, el gesto de compañerismo solidario que proviene del campo de las fuerzas sociales o políticas comprometidas con la defensa de los derechos del pueblo argentino.

Jamás he titubeado en destacar el profundo contenido humano y revolucionario del movimiento peronista ligado a la gran causa de Liberación Nacional y Social de la Patria.

He compartido, y comparto, con infinidad de compañeros trabajadores peronistas, en mi gremio en la CGT de Córdoba, en las asambleas y manifestaciones, la esforzada, y muchas veces heroica, lucha común, por los grandes objetivos, también comunes.

Estos pueden estar enmarcados en distintas consignas o en variadas frases, pero todos sabemos que en el fondo tienen un similar contenido: la defensa de los derechos humanos; la creación de una sociedad más justa; la intangibilidad de la soberanía de nuestra patria.

Es con ese concepto que siempre ha sido mi mayor preocupación e incluso mi desvelo, procurar la unidad combativa de todos los sectores populares.

Para citar ejemplo de la conveniencia y efectividad de esa unidad combativa, y su extraordinario resultado en la práctica, bastaría recordar el Cordobazo del 29 de mayo de 1969 y el Viborazo de marzo de 1971. Y pueden agregarse muchos casos más: Rosario, Tucumán, El Chocón, Catamarca, La Rioja, Ensenada, la lucha de los telefónicos, de Luz y Fuerza, de los mecánicos, de los maestros, judiciales, empleados públicos, etc.

Cuando padecemos prisión, también nos encontramos compañeros de diversos movimientos partidarios, de distinta formación ideológica.

Cuando reverenciamos a nuestros mártires, sabemos que su sangre derramada tenía el mismo color y que, todos, como supremo sacrificio, entregaron su vida por los pobres, por los explotados, por los humildes y escarnecidos.

Sería ingenuo de mi parte, pretender la despersonalización política de cada trabajador, estudiante, profesional, hombres, mujeres o jóvenes de nuestro Pueblo. A su vez creo también que es muy difícil que sin unidad —respetando la diversidad— podamos concretar, aceleradamente, los objetivos que nos proponemos.

En esta época de crisis se han producido las heterodoxias más insólitas y sorprendentes dentro de cada movimiento. Y el Pueblo que lucha clasifica cada vez con mayor claridad y severidad, a los protagonistas de esta histórica instancia Argentina.

Dentro del propio terreno del movimiento obrero, no vale tanto el encuadramiento partidario político —dicho con todo respeto— como si se está ubicado en el vergonzoso sector del participacionismo, en el cómplice juego del dialoguismo, o en el digno y valiente enfrentamiento al régimen y al sistema.

Es en función de estos razonamientos que valoro y aprecio la finalidad y amplitud de las tareas de la Comisión Peronista de Ayuda a los Presos Políticos.

Por todo ello agradezco la solidaridad brindada y, si cabe, exhorto a proseguir con fe y entusiasmo esta patriótica, humanista y revolucionaria acción emprendida.

Sin otro particular los saludo con toda cordialidad y afecto.

AGUSTIN TOSCO