3 de Julio de 1971 

Denuncias sobre las Disputas entre Colaboracionistas y Participacionistas

Mensaje a los Compañeros Trabajadores

Agustín Tosco – Raimundo Ongaro 

Buenos Aires

Cárcel de Villa Devoto

3 de Julio de 1971 

 Despojados de nuestros derechos y desde la prisión que hemos vuelto a compartir junto a centenares de Argentinos, condenados por ese régimen usurpador que desde el 28 de junio de 1966 decretó cárcel para miles de compatriotas y cuyos cambios de presidentes no sólo no eliminaron la explotación sino que han aumentado la represión, nos dirigimos a los compañeros para no dejar en silencio las escandalosas maniobras que encabezan José Rucci y los agentes de la conciliación y el oportunismo impuesto por el fraude y otros favores oficiales en la dirección de la CGT Azopartista.

Combatiendo con hechos a las minorías entreguistas y siempre enfrentados al dirigentismo corrompido, nos sentimos unidos por iguales fines para liquidar un régimen y cuestionar un sistema, acompañando la marcha del pueblo cuya organización se intensifica alrededor del programa y las banderas de Liberación y Nacional y Social, por las cuales tantos mártires cayeron.

Desde ya, desconociendo los acuerdos que los participacionistas pactan con los opresores, repudiando los beneficios y prebendas con que el régimen alimenta los vicios de los tránsfugas, exhortando a la unidad de acción de los dignos y combativos, denunciamos ante los trabajadores los siguientes hechos: 

1.-) Con la ilegal resolución del gobierno de facto dispuso por intermedio del funcionario San Sebastián, sin consulta a las bases y sin la autorización que sólo las asambleas obreras pueden determinar, se decretó un impuesto farsesco para regalo y abuso de los jerarcas azopardista.

Casi inmediatamente con el despojo de más de mil millones de pesos y otras retenciones por el estilo, esa porción del esfuerzo de los asalariados se dilapida para financiar estos regimentados, turismo pago con el sudor ajeno y otras apetencias de los títeres enrolados en todo gran acuerdo contra los trabajadores. 

2.-) Con el dinero de los compañeros volaron y se alojaron en las capitales y hoteles más renombrados, sin siquiera presentar alguna demanda efectiva en las reuniones de los delegados obreros que concurren a la Organización Internacional del Trabajo.

Las 48 horas de Ginebra donde leyeron discursos para fingir principios que por costumbre traicionan, fueron la cortina de humo para tapar esas andanzas que no hacen figurar en los avisos y solicitadas que pagan en noticieros y otros medios de publicidad.

Ayer con Onganía y Levingston, hoy con Lanusse y mañana con alternadas variantes de opresión, estos traficantes juran lealtades negociando las esperanzas del pueblo y los más puros sentimientos y reclamos de la mayoría de los argentinos.

3.-) Mientras Rucci y compañía gozaban con el dinero de los trabajadores, pasando alegres vacaciones en el exterior, el régimen desnudaba su violencia, cosa que no aparece en los retazos con que se ilusionan los acuerdistas.

Y fueron sancionadas las leyes persecutorias más feroces contra el movimiento obrero y popular: se crearon fueros especiales, se militarizó la justicia civil, se lanzó un bando contra los maestros y empleados públicos y judiciales, se reprimieron justas huelgas sindicales y estudiantiles y se denunciaron tremebundas conspiraciones internacionales, pretendiendo aislar la lucha de quienes no consienten el coloniaje imperialista.

Fácil es advertir que si por un lado se vuelca el apoyo gubernamental a los actos participacionistas, en Córdoba el intervencionismo militar sacaba la represión a la calle, aliado con ACIEL y los hilos movidos por Rucci para imponer el levantamiento de un paro resuelto por los gremios confederados.

4.-) Para afrontar los agobiantes problemas que se venían cargando sobre las espaldas de los trabajadores, podría haberse esperado que Rucci retornase urgentemente a la Argentina, pero se fue a París y ganó tiempo prolongando estadía en la distancia, confiando las medidas de lucha a un intrascendente exhibicionismo televisado y facilitando en la práctica amplia piedra libre para la tarea represiva del régimen.

5.-) Al arribar a Buenos Aires la delegación que en cada ida y vuelta sólo trae de regreso sus repetidas promesas, se trabó en rencillas con los ideólogos del participacionismo vergonzante que revivió Onganía. Su artificial conflicto les muestra a unos, invocando el apoliticismo de ocasión y a otros, con el más cavernario sectarismo Macartista, ambos profundamente destructivos para el movimiento obrero. Pero en lo que todos seguirán juntos es en pretender congelar aún más las acciones combativas que reclaman los trabajadores. Ahora proseguirán dedicándose a reyertas telefónicas, a la inauguración de insólitos monumentos, a realizar viajes a San Nicolás y a los despachos oficiales y patronales, a repartir camperas y corbatas, a envilecerse en las componendas donde “las nuevas corrientes de opinión” a los “8 expulsados”, o los inocuos no alineados, se disputan gerencias para servir a la política del gobierno y los monopolios internacionales.

6.-) Mientras Rucci y sus cómplices continúan con el pleito donde una de las principales rivalidades consiste en el reparto de los mil millones y demás prebendas con que los intereses reaccionarios manipulan a los obsecuentes, dejan pasar días, semanas y meses mientras la suba de precios destruye el presupuesto hogareño, pues, si el 22 % de aumento del costo de la vida en 1970 se le suma el 40 %  que va marchando para 1971, esta cifra duplica la carga de carestía con relación al ficticio 30 % otorgado a las remuneraciones que aún centenares de miles de compañeros no han cobrado.

7.-) Con la finalización de la prorroga de la ley de alquileres, síntesis del liberalismo más retrogrado, ello se ha traducido en la iniciación de centenares de juicios de desalojo para los hogares más humildes, cuyo destino será engrosar las villas miserias que Manrique publicita serán erradicadas, mientras Lanusse recorre muy ufano la fastuosa y perfumada “nueva” calle Florida.

Pero Rucci y los participacionistas ni ven ni oyen nada; es la hora del dialogo entre millonarios, y unos desde Florida, otros por Azopardo, sacan cuentas de las ganancias que entre descuentos y desalojos obtendrán, achicando cada vez más el derecho a comer y tener techo para la mayoría de los que viven de su salario.

8.-) El Congreso Nacional de Jubilados a cuyas resoluciones adherimos, denunció todas las estafas que son objeto los trabajadores en pasividad y reclama urgente adecuaciones salariales con mínimo de cincuenta mil pesos para poder subsistir.

Los periódicos denuncian que la canasta familiar, según las dudosas estadísticas oficiales señalan que el salario mínimo debería ser ya de $ 66.700- (Clarín 1 de julio 1971 – pag. 22).

9.-) Se aplican los arbitrajes obligatorios, se cercenan beneficios en las convenciones colectivas de trabajo, se suspende o se despiden masivamente a los trabajadores, se aprueba el respaldo a las inversiones extranjeras de los capitales expoliadores, se allana y se encarcela a los argentinos que luchan por la justicia social y la liberación nacional, se coloca a disposición de Poder Ejecutivo a los sobreseidos por la justicia.

Nosotros, desde la cárcel proseguimos la lucha, como tantos otros compañeros la continúan desde afuera. Ante toda esta desvergüenza amarilla de Rucci y campañas azopardistas y títeres del participacionismo vergonzante, exhortamos a la clase trabajadora, a los estudiantes, a las agrupaciones y militantes populares, a repudiar y enfrentar con unidad de acción, con unidad en la lucha, a toda esta ignominia, a todo este desconocimiento de los mínimos derechos laborales, a todo este avasallamiento de las más elementales atribuciones humanas para que Argentina se detenga y se derrote el objetivo en que están empeñado el régimen, sus personeros de turno y los tránsfugas del entreguismo de José Rucci y del participacionismo de Rogelio Coria.

 

AGUSTIN TOSCO  -  RAIMUNDO ONGARO