30 de Octubre de 1973

CUADERNILLO DEL DIARIO “EL MUNDO 

OPINION DE TOSCO SOBRE “LA LEY DE ASOCIACIONES PROFESIONALES”

CONFERENCIA REALIZADA EN LA FACULTAD DE DERECHO DE CORDOBA 

Compañeras y compañeros: Nuestra Organización agradece al Centro de Estudiantes de Derecho y les agradece personalmente a ustedes vuestra presencia en un debate sobre un problema fundamental de la clase obrera, un problema fundamental de nuestra patria. Nosotros reconocemos el espíritu democrático del Centro de Estudiantes de Derecho, que no ha temido invitar a compañeros que se expresan con coraje civil, defendiendo a su clase y defendiendo las ideas progresistas y revolucionarias de nuestro pueblo. Sobre nosotros, en particular cae la persecución, las amenazas, y los ataques de la derecha fascista que está haciendo una experiencia de avanzada en un presupuesto de Pinochet, de guerra civil, de dictadura en la Argentina. Y consideramos importante debatir esta cuestión porque no es una cuestión en particular de la clase obrera.

Este proyecto de Ley de Asociaciones Profesionales es una cuestión fundamental de la lucha política y sindical de nuestro pueblo. Aquí palpamos todos que es una ofensiva de la ley, aquí palpamos todos que es resistencia de las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias. Este proyecto está siendo peleado entre estas dos fuerzas, porque vemos desde los distintos partidos políticos al sector que actúa dentro de la misma organización partidaria que defiende el contexto de la democracia obrera, como es el caso del peronismo combativo, de la Juventud Trabajadora Peronista, de los sectores revolucionarios, de organizaciones especiales del peronismo. A su vez, la burocracia heredó de los tránsfugas que colaboraron con la dictadura continuista, la política de conciliación con el sistema. Están hablando en nombre de la clase obrera, presentando un proyecto de ley como si los trabajadores lo hubieran considerado, lo hubieran discutido y se hubieran expedido específicamente sobre el mismo. No, la burocracia sigue la misma política que tenía con Onganía, que tenía con Levingston, que tenía con Lanusse, a espaldas de la clase obrera, tratando de imponer en la legislación privilegios para aquellos que han renegado del espíritu de clase, para aquellos que han abandonado el mameluco y se han acomodado definitivamente en los sillones, para aquellos que se entregan a los patrones en lugar de defender a los de su clase, de su pueblo, que tanto padece, que tanto sufre y que tantas insatisfacciones lleva adelante.

Entonces aquí, en este proyecto está metido el espíritu de la burocracia, el espíritu de la conciliación y el espíritu de la entrega, el espíritu que está metido aquí va a estar metido en la ley universitaria, está metido en la ley de prescindibilidad, está metido en el Pacto Social, está metido en una serie de proyectos que en definitiva buscan frustrar los pronunciamientos populares, llevar a un callejón sin salida a la clase obrera y al pueblo e imponer la política de explotación del imperialismo. Para materializar su proyecto de ley, los burócratas, los herederos de Rucci, de Vandor, de Alonso, los Oteros que están metidos en el Ministerio de Trabajo, los Romero que usurpan en la CGT la conducción del Movimiento Obrero, presentan este proyecto de ley, donde seis o siete puntos deciden más que toda la literatura de este propio proyecto. ¿Cuál es el objetivo que persiguen?

El objetivo que persiguen es someter al movimiento obrero, como cuando lo agasajaron a Onganía, como cuando iban a almorzar al Ministerio del Interior con Levingston, como cuando iban a la Casa Rosada con Lanusse, siempre están al servicio de los explotadores y aparte de las propias decisiones de la cúspide del gobierno, que ejerce sus derechos, por una abrumadora mayoría popular en el país por encima de éstos, la derecha, sin el consenso, con la condena, va a continuar luchando.

Porque también con Yrigoyen estuvo la Liga Patriótica y estuvieron una serie de organizaciones que salían a la calle, que atacaban los sindicatos e incendiaban sus bibliotecas. Entonces nosotros tuvimos la seguridad, como lo ha comprobado toda la lucha de la clase obrera y el pueblo, que no es sólo con buenas palabras desde la cúspide, que no es con picardías, regateos o galanteos como se va a resolver esta cuestión, porque esta es una cuestión que parte de presupuestos económicos y que está reflejada superestructuralmente en este proyecto de ley, en particular en el campo del sindicalismo y en el campo de la clase obrera.

Si nosotros somos obreros debemos defender el pronunciamiento de los obreros; si somos proletarios y sentimos en nuestro corazón las mismas aspiraciones e inquietudes de los hermanos de clase, debemos luchar para que estos hermanos, que son los que sufren la explotación, las persecuciones, que son los marginados de siempre, puedan decidir, opinar sobre el régimen que va a reglamentar su propia actividad.

La reglamentación busca implantar, coaccionar, des naturalizar esa propia inquietud y aspiración del movimiento obrero. Nosotros defendemos la democracia y la libertad como valores esenciales en todas las eras de las civilizaciones y la democracia, la queremos asegurar desde el poder del Estado, el derecho al compañero a asistir libremente a una asamblea, a elegir libremente una junta electoral, a tener la garantía de votar la lista que él prefiera, la lista que mejor contempla sus aspiraciones. Sin embargo, la ley habla aquí de un régimen electoral y ese régimen electoral que ha impuesto la burocracia en muchos sindicatos, seguirá vigente, agravado por toda otra serie de medidas que están señaladas aquí.

Por ejemplo, en el artículo décimo se plantea la posibilidad de que los delegados elijan comisiones directivas. Nosotros sostenemos que en los sindicatos de base son los compañeros, los afiliados, quienes deben elegir sus comisiones directivas. En Buenos Aires, en una central, no se puede hacer una asamblea nacional con decenas de miles de trabajadores, pero en Córdoba, en la propia Capital Federal o en cualquier ciudad o pueblo de nuestra patria, es posible hacer la elección directa.

La elección directa de los trabajadores hacia sus dirigentes y no creando toda una estructura de cuerpos intermedios, de claras connotaciones corporativistas que ponen en cuestionamiento a las bases obreras. ¿Y qué ponen en el artículo once? Automáticamente van a pasar a cuatro años, porque la burocracia especula con los cuatro años, especula con el tiempo que está rigiendo esta ley, con el tiempo que ellos van a estar y con las próximas elecciones.

Entonces mueven todos sus hilos, los meten aquí y hablan de que necesitan cuatro años porque para organizar las obras sociales que hay mucho que hacer. Para programarlas y para llevarlas a la práctica, dos años es muy poco tiempo. Ese esfuerzo intelectual que ponen para todos los grandes programas que hacen para los trabajadores, no tienen tiempo de cumplirlo en dos años y entonces piden cuatro.

Sientan otros principios en este mismo artículo once, que es contrario al espíritu del internacionalismo obrero. Hasta ahora la ley dice que es obligación que en las comisiones directivas la mitad más uno sean argentinos y los demás pueden ser compañeros que han venido de otros países, que no sean naturalizados, que están en nuestro país y trabajan, que sufren, que aportan con su fuerza de trabajo, con su plusvalía a la riqueza nacional.

Esto también lo han suprimido y la totalidad deben ser argentinos o naturalizados. Esto ofende en el sentido realmente patriótico, en el sentido realmente nacionalista que con fe tenemos los trabajadores. Esto es otra cosa, que no hace a la estructura de lo fundamental, pero es una concepción de la vida obrera, es una forma, incluso un enfoque filosófico en la política general que debe llevar el movimiento obrero en relación con sus propios compañeros sean o no de su nacionalidad, sean de su raza o no lo sean.

En la actualidad, para que los compañeros pidan una asamblea es necesario el diez por ciento de firmas. O sea, los trabajadores mecánicos, por ejemplo, quieren hacer una asamblea, hacen una nota y con la firma del diez por ciento debe darse la asamblea. En muchos estatutos, por ejemplo el caso nuestro, tenemos el cinco por ciento. Creemos que este es un porcentaje razonable, aceptable, mínimo para que los compañeros puedan pedir una asamblea.

La burocracia pide ahora el veinte por ciento o sea un sindicato como hay muchos en Buenos Aires, que tiene treinta mil afiliados, para pedir una asamblea, para que considere la comisión directiva la posibilidad de realizar una asamblea, es necesaria la firma de seis mil compañeros. Otra traba, otra dificultad que se pone para el ejercicio del derecho de los trabajadores en el manejo de sus organizaciones.

En la actualidad para presidir una Asamblea la puede presidir el secretario general del sindicato o presidente o como se denomine o cualquier compañero que designe la propia Asamblea General. Ustedes saben que muchas veces la dirección no responde a la conducción o la presidencia de una asamblea se puede hacer por el “manijeo”, con la “manija”, como se dice.

Entonces existe la posibilidad de que los compañeros elijan a otro trabajador para que presida la asamblea. Lo han tachado en el articulado. Han puesto que el secretario general, el secretario adjunto o cualquier cargo equivalente, será el que presida la asamblea. O sea que quita el derecho a los compañeros trabajadores para que en su momento puedan designar otro compañero que presida las asambleas obreras.

En el artículo treinta y cuatro consagran el derecho de intervención; dicen que en las confederaciones o en este caso la Confederación General del Trabajo o las federaciones, podrán intervenir los sindicatos.

Nosotros tenemos una clara experiencia del papel de la intervención. Las intervenciones siempre las hacen los burócratas aliados al aparato del Estado y complicados con la patronal. Nunca las hacen para que se desarrolle el espíritu combativo, el espíritu democrático reivindicador de la clase obrera.

La hacen precisamente cuando un sindicato levanta esas banderas para tratar de aplastar la rebelión de las bases. En Córdoba hay muchos sindicatos que tienen la experiencia de la intervención, de la suspensión de la personería gremial, del retiro de la personería gremial, de la disolución, de las suspensiones de sus afiliaciones del orden nacional.

Y Córdoba es un claro ejemplo de una lucha obrera estudiantil y popular que ha sido reprimida no sólo por la dictadura sino por sus aliados. Ustedes recuerdan el ejemplo de nuestro sindicato, que perteneció a la CGT de los Argentinos, que trabajó directamente vinculado con los compañeros estudiantes, que nuestro sindicato era el lugar donde iban todos los compañeros, tan es así que el 4 de febrero de 1970, atacaron a una asamblea estudiantil en nuestra organización e hirieron a dos compañeros cuando se debatía el problema del ingreso universitario.

Al día siguiente el Gobierno, en lugar de tratar de ubicar a esos atacantes, de detenerlos porque habían agredido criminalmente a compañeros que estaban discutiendo un problema fundamental como era el preexamen de ingreso, interviene el Sindicato de Luz y Fuerza porque en éste se hacía política, en el Sindicato de Luz y Fuerza se conspiraba.

A mí me decía Huerta: “Usted déjese de calentar a los chicos”, refiriéndose a los estudiantes y de que los chicos nos calientan a nosotros, con todas estas actitudes que están tomando. ¿Y qué pasa ahora? ¿Y qué pasó durante la dictadura? Nosotros estuvimos intervenidos, estuvo intervenido Empleados Públicos, intervenidos municipales, intervenidos y disueltos SITRAC-SITRAM, intervenido el Calzado.

La dictadura de Buenos Aires, con la complicidad de los burócratas, intervenían. En algunos casos venían directamente los funcionarios de la dictadura. En otros casos los burócratas designaban interventores de Buenos Aires que se hacían cargo de las organizaciones, y hoy pretenden hacer lo mismo.

Nosotros hace cinco años fuimos intervenidos, fuimos sancionados por la Federación de Luz y Fuerza, por la burocracia de los Taccone que ha pasado de Secretario General del Sindicato a presidente de SEGBA SA, empresa regida por los créditos del Banco Mundial, empresa que en su régimen tarifario y en su política sigue los dictados del Banco Mundial. Mañana se reunirán otra vez y nos volverán a sancionar.

¿Por qué se sanciona nuevamente a nuestra organización? Porque está nueva- mente ese avance de la derecha, de la política de la burocracia que pretende tanto como en 1969 derrotar la lucha obrera, la lucha estudiantil y la lucha en general de nuestro pueblo.

Otro punto del artículo cincuenta y siete señala que las comisiones directivas de los sindicatos pueden decretar la caducidad del mandato de los compañeros delegados, de una empresa o lugares de trabajo, o sea los compañeros de las comisiones internas. Se ha hablado del fuero sindical. Nosotros creemos que en definitiva el mejor fuero es la lucha de los compañeros.

Pero de todas maneras puede considerarse una conquista importante pero no en este contexto legal que se está planteando, pues este fuero es el fuero para la burocracia, es el fuero que incluso con los atributos que le confieren, como se los confieren a los diputados y senado res, hace que no puedan llevarlos ante los juzgados.

El fuero sindical no va a ser para ningún compañero que esté en la lucha, porque a ése lo van a sancionar, lo van a intervenir de arriba con la CGT, con la federación, o lo van a intervenir con la comisión directiva.

Nosotros estamos con la verticalidad, con la verticalidad de las bases obreras, con la verticalidad que sube de abajo para arriba y no la verticalidad que viene de los dictados de la burocracia y que pretende tener sanción legal a través de ese proyecto de Ley de Asociaciones Profesionales. Nosotros, compañeras y compañeros, como hemos trabajado y hemos luchado siempre juntos, como hemos dado claros ejemplos de la unidad combativa obrero-estudiantil, debemos nuevamente plantear la movilización para defender nuestros derechos, los derechos de la juventud estudiosa, los derechos de la clase obrera. Son dos factores fundamentales para la movilización de nuestro pueblo.

Qué pueblo puede ser movilizado, si no está en la lucha, si no está en la calle, si no está la clase obrera, si no está el estudiantado que levanta como siempre con dinamismo y con fervor esas banderas de reivindicación social, esas banderas de dignidad nacional que en reiteradas oportunidades por años, hemos levantado nosotros en Córdoba. Por eso aquí, aclarando conceptualmente lo que significa esta ley, nosotros queremos señalar que la ley es siempre superestructural, es una teoría y en última instancia es una abstracción, que todo depende de una relación de fuerza, de una toma de conciencia, de una disposición para la lucha, de una organización para llevar adelante todas esas tareas que defienden nuestros derechos.

Y es eso, compañeros y compañeras, que nosotros, como trabajadores, consustanciados y guiados con el sentimiento y el pensamiento de nuestros hermanos de clase, venimos aquí a los viejos compañeros combatientes del estudiantado a plantearles que continuemos firmemente la lucha para defender los derechos de la clase obrera y el pueblo.