24 de Agosto de 1974                              

 

M.S.B. Plenario de las Bases –Córdoba

 

 

 

Compañeras y Compañeros: Aquí el compañero Gregorio Flores ha hablado de dejarme en uso de la palabra para una especie de breve homenaje. Nosotros queremos decir aquí, en nombre de la C.G.T. Regional Córdoba, y del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, queremos trasmitir un fraternal, combativo y proletario saludo a todos los compañeros y compañeras militantes de base, que se han hecho presentes hoy en Córdoba, para reafirmar, una vez más, la posición de lucha, la posición inclaudicable de la clase obrera y de los sectores populares en la defensa de los derechos de los trabajadores, en la defensa de la Liberación Nacional y Social Argentina y Latinoamericana y por la construcción de una nueva sociedad, la única sociedad que ha de redimirnos de todas las lacras, la opresión y la explotación del sistema capitalista y del sistema imperialista, cual es la sociedad socialista.

He tenido la gran satisfacción de encontrarme con compañeros que han sido represaliados, reprimidos, encarcelados por la dictadura, en este salón. La presencia de los compañeros y compañeras que pasaron meses y años en la prisión; la presencia aquí, señalando la continuidad de la lucha, es el mejor homenaje que podemos recibir todos quienes estamos comprometidos con esta gran tarea común de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo, con esta gran tarea común de todos los latinoamericanos para salir de esta situación de dependencia y  de explotación que nos impone el Imperialismo y sus aliados nativos.

Escuché también, en relación al primer punto de la orden del día, el compañero Campbell que relataba las incidencias sucedidas en Córdoba, con motivo de la pretensión de la burocracia nacional de la C.G.T., de avasallar y someter a su política claudicante a todas las regionales que sigan levantando las banderas de la redención social, que sigan levantando las banderas de la justicia social, que sigan levantando las banderas de una auténtica democracia sindical de base.

Nuestra regional, de la C.G.T. de Córdoba, ha respondido con la unanimidad de los tres sectores que componen la conducción; o sea: el peronismo combativo y revolucionario, los gremios independientes de Córdoba y los gremios no alineados a esta política de la burocracia nacional que persigue, que pretende “normalizar” a todas las regionales, para colocarlas al servicio del plan del Pacto Social, o sea, de la entrega del movimiento obrero, de la subordinación del movimiento obrero a los planes de la burguesía, contenidos en esta denominada Acta de Compromiso Nacional, suscripta por Bronner y por Rucci con el aval de Gelbard y de Otero. O sea, la representación de los grandes empresarios en connivencia con la representación de la burocracia y la convalidación de uno de los ministros más reaccionarios al servicio de las patronales, con la convalidación de otro de los ministros más reaccionarios al servicio de la burocracia.

Nosotros hemos señalado que el movimiento obrero y el pueblo están dispuestos a acompañar, a respaldar, a impulsar todo proceso de profundización que lleve adelante el Gobierno Constitucional; de profundización de las propias pautas programáticas, en el sentido de producir transformaciones auténticamente revolucionarias en las viejas estructuras de este sistema, pero que no estamos dispuestos a convalidar toda política de subordinación de la clase obrera que pretenda apuntalar este sistema, ya que nuestro propósito no es sostener una vieja estructura al servicio del capitalismo, sino promover un cambio profundo que nos lleve a una nueva sociedad socialista que recién estábamos planteando. Y en esto nos sentimos alentados por todos los sectores del pueblo pertenecientes a los movimientos políticos que contienen en su seno a grandes masas populares, o a los sectores más esclarecidos de la lucha política actual.

Es así, que la posición de la C.G.T. de Córdoba involucra, no una actitud de enfrentamiento al Gobierno, sino una actitud de disputa combativa. Todos aquellos que como Otero, Gelbard, López Rega tratan de meter al país en un callejón sin salida, contra el peronismo revolucionario, el peronismo obrero y combativo, la juventud peronista y las organizaciones FAR, FAP y Montoneros que han señalado públicamente su disposición a la

Unidad combativa con aquellos, incluso, que no siendo peronistas son revolucionarios y quieren cambiar la situación del país.

Sobre nosotros, sobre la C.G.T. regional Cba. Es donde recién los  propósitos fundamentales de la burocracia y de la burguesía coaligada para impedir que se amplíe y se profundice este proceso.

Aquí también, como la otra cara de la moneda, como dialécticamente responde tenemos a los sectores vinculados a la burocracia, vinculados a los sectores más reaccionarios, infiltrados en las esferas del Gobierno. Y es por eso que desde la propia Cba. ya que no hay peor cuña que la del mismo palo, han sido un sector de pseudos sindicalistas, a hacer conferencias de prensa en Bs. As. , han salido a demandar el apoyo de Rucci, tal cual se ha evidenciado en la conferencia de prensa realizada en Azopardo 802, han salido como “cazadores de brujas” y altos exponentes del más crudo macartismo, a denunciar en el Ministerio del Interior (en la Subsecretaría de Interior, precisamente) a quienes en Cba. quieren llevar adelante una política auténticamente democrática, los han ido a denunciar como infiltrados marxistas, los han ido a denunciar como que en el acto del 29 de mayo de 1973, hubieran arriado la enseña nacional para levantar un trapo rojo, como lo llaman ellos, y han ido a denunciar que Cba. es tierra de nadie y que es preciso resolver el problema de Cba. hablando de la intervención a nuestra provincia.

Nosotros hemos dicho oportunamente que el espíritu del Cordobazo o sea el de la lucha obrera y popular masiva, debía presidir la continuidad histórica en la lucha por la Liberación Nacional y Social Argentina. Que no podíamos dejar sectores del pueblo, que se había evidenciado el 29 y 30 de mayo de 1969. Y ellos, los reaccionarios de todos los sectores y de todos los pelajes, saben que ese espíritu sigue presidiendo, no sólo el planteo, el programa, los objetivos de la clase obrera y de los sectores populares de Cba., sino de todo nuestro país; y tratan entonces, de derrotarlo atacando el centro, digamos así, de esta política obrera y popular.

Nuestra respuesta, la respuesta de la unidad combativa, no va a acallar por sí misma, ni va a frenar tampoco este proceso.

Ya hoy, nuevamente, en “La Voz del Interior”, se publica que en un plazo de treinta, cuarenta días sectores armados, sectores ligados a organizaciones revolucionarias, que con el apoyo de los sectores gremiales que integramos nosotros, tomarían la ciudad de Cba, en un plazo de 30, 45 días y la declararían Capital de la Patria Socialista. Esto parece una broma, pero no es una broma. Es una cosa consignada seriamente en el periódico de más difusión de nuestra ciudad y de nuestra provincia y proviene de otro periódica, “El Economista”, un periódico especializado de Bs. As., es una broma pero no lo tomen así. Es uno de los pretextos o de las invenciones para respaldar, para justificar, para preparar el terreno de la represión contra Cba., porque si sólo la conferencia de prensa de la C.G.T., si sólo la declaración de la C.G.T. hubiera podido parar el plan de represión, el plan de sometimiento, el plan de subordinación, nosotros podríamos estar tranquilos. Peor no nos engañemos sobre las fuerzas en pugna.

Sabemos que la lucha de clases continúa perfectamente vigente y que se agudiza. Sabemos que cada vez es más difícil imponer a la conciencia de la gente la comprensión de la conciliación de clases. Porque si bien cuando se salía de la década infame, de situaciones de miseria extrema, era posible a cambio de la redistribución de la renta nacional y de un justo reconocimiento económico y social a los sectores más postergados y explotados, si bien en esa época era posible hacer reconocer como una vía, como un camino ese tipo de política, ahora ya no es posible porque además ya no están los remedios que permitan llevar adelante tal tipo de política.

Entonces la única política que puede favorecer realmente la recuperación del nivel de vida de la clase obrera es una política con contenido revolucionario, o sea con una clara definición en la lucha de clase.

Y eso, origina como contrapartida, la política de denuncias, la política de provocaciones desde los sectores del gobierno, la política de ataques a mansalva –como sucedió en Ezeiza- a quienes dentro del propio campo partidario gobernante sostienen una política consecuente y denuncian que no hay posibilidad de conciliaciones, sino que es necesario profundizar con claridad el proceso revolucionario.

Se asegura que vivimos tiempos duros y difíciles y que la lucha es larga. Todos lo aceptamos así. Todos lo comprendemos históricamente así. Y a su vez sabemos, que si no somos capaces nosotros, de afrontar esta circunstancia histórica, con la unidad de todos los sectores combativos, postergando-si fuera necesario e imposible la comprensión de los distintos puntos de vista-, postergando nuestras diferencias y uniéndonos contra la provocación de la derecha coaligada, que no tiene mayores dificultades en presentarse unida, elogiando los aspectos más confusos o retrógrados que se plantean en la política económica, si nosotros no somos capaces de enfrentar con la misma capacidad, siquiera, que tienen ellos, en forma unida, este proceso que se plantea desde los sectores –desde el centro a la derecha-, evidentemente que no nos van a regalar la historia. Y hemos sí, de pasar momentos mucho más difíciles, incluso de los que prevemos.

De ahí que la posición de la C.G.T. de Cba., es por sobre todas las cosas hacer un llamado a todos los compañeros, militantes de base, integrantes de agrupaciones o de los sindicatos a promover la unidad de todos los sectores combativos, obreros y populares para enfrentar a la política coaligada de la reacción, que no hace distinciones partidarias, de banderías, o de cualquier otro concepto, para sí favorecer el desarrollo de un proceso democrático y enfrentar con posibilidades de triunfo a todas estas fuerzas retrógradas.

Nosotros sabemos que esto no es sólo en el país. Sabemos que este proceso de la lucha revolucionaria conmueve a Latinoamérica. Y sabemos que la reacción no se entrega. Sabemos que si nos puede aplastar, nos va a aplastar sin misericordia de ninguna naturaleza. También sabemos que en su tiempo, si nosotros podemos hacer de Cba., la capital de la Patria Socialista, la vamos a hacer y vamos a construir la sociedad socialista.

Pero en nuestro país está planteada esta lucha. Está denunciada con todas las palabras. Está señalada con precisión y están los actores en la escena, digamos así. Y lo están también los países vecinos.

Argentina no está rodeada de países socialistas. Está, en este proceso ya siendo atacada por los socios o las sucursales más reaccionarias del Imperialismo –Norteamericano especialmente- como es lo que sucede en Brasil. Ayer mismo nos decían unos compañeros artistas, compañeros folkloristas del pueblo, folkloristas revolucionarios que actuaron en el Sindicato, que esta situación era lo que aún, pese a la extraordinaria lucha y resistencia civil de la clase obrera y el pueblo uruguayo, es lo que aún sostenía esta dictadura de Bordaberry y la alta cúspide militar.

Ellos saben que tanto en Uruguay, como en Argentina, como en Bolivia, como en Chile, están las fuerzas revolucionarias que son capaces de transformar la situación y llevarla a término favorable a la defensa de los derechos del pueblo. Pero ante esa situación imponen esta lucha tremenda. Y nosotros tenemos que tener claridad en esta lucha que está planteada, fundamentalmente, en la política del imperialismo y subsidiariamente en la política de las clases explotadoras. Entonces nuestra tarea fundamental, puede sí, estar en una discusión teórica, en el enfoque de la coyuntura histórica, etc., pero el centro de la cuestión está en lograr la UNIDAD. La Unidad en la acción. La Unidad en la lucha. Y si no es posible la Unidad Orgánica, al menos la COORDINACIÓN ORGÁNICA DE TODOS LOS SECTORES, DE TODOS LOS NUCLEAMIENTOS, DE LAS REGIONALES DEL MOVIMIENTO OBRERO, para estar dispuestos a enfrentar con decisión y tener posibilidades ciertas de derrotar a lo más crudo de la reacción en tiempos que no están muy lejanos.

No podríamos nosotros, creer que con lo que sucede en Uruguay con Bordaberry, con Strossner, con Banzer, vamos aquí, a transcurrir un camino que es poco menos que un jardín. No, todas esas fuerzas que oprimen a sus pueblos, van a tratar de cercar a nuestro país y de imponer ese mismo tipo de política; desde afuera y desde adentro.

Nosotros estamos seguros que históricamente no van a triunfar, estamos seguros que el futuro es nuestro. Pero el futuro puede estar más cerca o puede estar más lejos. La historia puede transcurrir a través de una determinada cantidad de derrotas transitorias o de otras menor cantidad de derrotas. Eso depende de nosotros. Eso está dentro del campo de la objetividad histórica, pero condicionado a la capacidad de nuestra acción, o sea la subjetividad. En nosotros está la capacidad de decidir la Unidad y de enfrentar este proceso de cercamientos del Imperialismo, de conciliación en el terreno del país de las clases explotadoras, para acelerar el proceso, y acelerarlo triunfalmente. Para no tener un Bancer o un Bordaberry, y menos, lógicamente un Stroessner.

Hay ejemplos en Latinoamérica de lucha firme, que han triunfado y que son el faro que guía a los pueblos que luchan por su liberación.

Nosotros defendemos y levantamos las posiciones de la Cuba Revolucionaria, de Chile y de los demás países que van adelante. Entonces en Latinoamérica están ambas fuerzas. Y no hay tercerismos entre estas tremendas fuerzas al servicio del imperialismo y las otras fuerzas gloriosas al servicio de la Liberación.

Y nosotros queremos que nuestro país esté ligado, absolutamente al proceso de la Liberación. Que nuestro país, no sea el Brasil de Garrastazú Médice, el Uruguay de Bordaberry, el Paraguay de Stroessner, la Bolivia de Banzer o Haití de Duvallier. Nosotros queremos que Argentina forme parte del proceso de liberación latinoamericana y para que estemos integrados a este proceso debemos fortalecer esa Unidad.

Ustedes disculpen que insistamos tanto en eso, pero lo vivimos en carne propia; la ofensiva reaccionaria, la ofensiva fascistoide, la ofensiva macartista, la ofensiva burocrática, la sentimos en carne propia.

Tenemos que estar disputando desde la C.G.T. y desde los sindicatos, con todos los recursos que son necesarios en nuestras manos, para defender a los sindicatos que han sido reconquistados o que han tenido una vida democrática, que han tenido una vida donde las bases han determinado su destino, para que esos elementos reaccionarios no los copen y los pongan al servicio de la burocracia que es, en el movimiento obrero, la principal aliada de las clases explotadoras, el principal agente en el seno de la clase, del Imperialismo. Y vamos y sentimos en carne propia la necesidad de esa unidad.

Y es así que muchas veces se sorprenden, quienes consideran fácil derrotarnos. Y van a Bs. As. y tienen un tremendo aparato publicitario y se encuentran que luego en Córdoba están todos unidos. Le dicen al compañero López que él es un hombre manejado por los marxistas, le dicen al compañero Tapia, que está sometido a uno u otro compañero que es más vivo, que está haciendo toda una especie de política de brujo y metiéndolo en la bolsa, cargándosela al hombro y llevándolo para la revolución. Y los compañeros no se hacen eco de toda esta política disgregadora. Saben que mas allá de todos los calificativos prefabricados, que más allá de todas estas clásicas y viejas denuncias de la reacción, está un pueblo que ha hecho una experiencia de clase, como es el pueblo de Córdoba, que ha cumplido en forma activa mas de 30 paros generales en el término de cuatro años y que ese pueblo es en definitiva, quien va a respaldar a los compañeros que transitoriamente tienen una misión en la conducción de la C.G.T. y que no van a ser los Rucci o los Calace o los Taccone o cualquier burócrata de Buenos Aires que han de salvarlos, si incurren en un desliz en una mínima claudicación frente a esos enemigos.

Nosotros no hacemos una cuestión del interior contra el puerto –algunos la quieren plantear así- Nosotros hacemos una cuestión de conciencia de clase y revolucionaria contra una política reaccionaria y burocrática. No es contra los porteños, es contra los burócratas. No es por los del interior contra los del puerto, es por los que tienen la conciencia clara, en el sentido de que es necesario proseguir la lucha, contra quienes entienden que subordinándose  a las patronales vamos a salir de la dependencia.

 Y esta conciencia engendra la unidad.

 No hay mejor ojo, que el ojo es por donde nosotros tratamos de mirar, y no por el trapito que nos enseñan ellos o que nos hacen flamear para que le metamos los cuernos.

Y esa política de conciencia o de concientización es la que unida al planteo de la coordinación de fuerzas nos va a llevar a ser más eficaces en nuestra lucha. Porque no hay, evidentemente, posibilidad de llevar adelante una tarea revolucionaria, sin una conciencia, sin una concepción, sin una ideología revolucionaria. Y eso debe entrar en el seno del pueblo, en cuanto a que, a la par de la unidad, esa acción, a la par de la unidad en la lucha, tienen que estar claros los objetivos que nosotros nos planteamos. Porque no es sólo por luchar, por pelear a lo boxeador –digamos así- que vamos a llevar adelante esta política, sino que esta lucha tiene un sentido y tiene un objetivo. El objetivo inmediato de la reivindicación de los derechos de los trabajadores. Se decía muy bien, que desde las pequeñas cosas, que desde las reivindicaciones que aparentemente son mínimas, es donde se toma conciencia de la explotación del sistema y de la alineación a que se quiere someter al trabajador en el sistema. Y es, compañeros -sin subestimar el rol de las grandes teorías- es a partir de las reivindicaciones inmediatas, que hacen al nivel de vida, que hacen al salario, que hacen a la ocupación, que hacen a la situación de la vivienda, de la salud, de la educación, que hacen a las largas colas de los jubilados y pensionados, donde nosotros debemos demostrar que este sistema ha caducado y que no puede darnos ningún tipo de solución y que es en otro sistema donde habrá educación, vivienda y salud para todos, trabajo para todos, decoroso nivel de vida para todos. Y es así, a partir de esa instancia, en el seno de las grandes masas, de la comprensión sencilla que debemos llevar a nuestros compañeros, que vamos a levantar la ideología revolucionaria como objetivo o como método para cubrir ese objetivo de la creación de la nueva sociedad. Porque un compañero sabe que $ 20.000 no son suficientes. Sabe que el 23% a los compañeros pensionados y jubilados, no son suficientes. Sabe que 30.000 viviendas que están planificadas no son suficientes. Porque sabe que hay un millón y medio de desocupados, que hay un déficit de dos millones quinientas mil viviendas, que los hospitales no pueden atender adecuadamente a quienes están enfermos, que los chicos no pueden terminar siquiera el 6° grado. Entonces es a partir de esto que siente con claridad que asume con claridad nuestro pueblo, como nosotros debemos trabajar para llevar adelante la verdadera comprensión de los males y de las lacras de este sistema y de la necesidad histórica de construir una nueva sociedad que nos redima de esta opresión y de esta explotación. Por eso también les pedimos a los compañeros, agitar las reivindicaciones inmediatas del pueblo unidas a las reivindicaciones fundamentales de la clase obrera  y el pueblo, Agitarlas porque es de ahí, donde obtenemos los militantes más firmes y más claros.

No hay posibilidad de desarrollo revolucionario dentro de un proceso de confusión ideológica. Y lo que se pretende hacer ahora, es la confusión que engendra la conciliación de clases. Engendra toda esta serie de mutuas, recíprocas promesas entre los explotados y los explotadores para nacer adelante una cosa que un poco más es abstracta: el País y el Estado.

Y nosotros debemos señalarlo. Ahí está sí, la política que han llevado adelante, los Gelbard, los Bronner, los Rucci, los Otero. ¡Qué resuelve para el nivel de vida del pueblo?. No resuelve absolutamente nada. Esa no es la política que hay que llevar. La política que hay que llevar es la política transformadora, antiimperialista, antioligárquica, antiburocrática; como bien se ha señalado aquí.

No quiero extenderme más, porque lo más importante es escuchar a los compañeros que traen los problemas de los que hacemos referencia, desde las bases.

Simplemente en nombre de la C.G.T. de Córdoba, del Sindicato de Luz y Fuerza les traemos un fraternal saludo, los alentamos y los felicitamos por esta disposición al concurrir, este plenario. Los exhortamos a ser firmes y decididos. Y por sobre todas las cosas a levantar como bandera del movimiento obrero, en la presente coyuntura histórica, la unidad combativa, para derrotar a los burócratas, pero imponer la democracia sindical y para lograr que desde el gobierno –ya sea por sí mismo o por la lucha y la imposición desde abajo- que adopten las medidas de transformación revolucionaria que son necesarias e inevitables en nuestro país para salir de la crisis que vivimos. Nada más, compañeros.