20 de Agosto de 1970 

 C.I.S.E.

Centro de Investigaciones Sociales y Económicas

Conferencia del Sr. Agustín  J. Tosco, realizado en AVIC

Buenos Aires, 20 de Agosto de 1970 

LA LUCHA DEL PUEBLO POR EL CAMBIO EN LA ARGENTINA

(“EL CORDOBAZO”) 

Compañeras y compañeros: En primer término quiero agradecer en nombre de los trabajadores de Luz y Fuerza de Córdoba la invitación formulada por el Centro de Investigaciones Sociales  y Económicas, para poder expresar nuestro pensamiento, para poder transmitir nuestras inquietudes, y para tratar de proyectar una unidad de todos los sectores populares que quieren, trabajan y luchan por la justicia social y la liberación nacional. Agradecemos en particular al Dr. Germán López, al Sr. Juan Manuel Mouse y al Dr. Hipólito Solari Irigoyen, quienes nos invitaron aquí, a la Capital Federal, para que podamos exponer nuestros puntos de vista. Y sentimos una íntima satisfacción de que esta conversación se realice en un sindicato, porque demuestra a su vez que los objetivos de relación que tiene el CISE están ligados a la clase trabajadora. Un sindicato que pese a su composición, que no podría decirse precisamente proletaria, tiene en su militancia, especialmente en lo que ha sido la lucha contra la dictadura oprobiosa de Onganía, una militancia digna de destacar, no sólo en la Capital, sino en el resto del país evidenciada por la presencia constante de sus compañeros dirigentes y representantes. Y también quiero destacar en lo que hace al C.I.S.E. como a otras instituciones similares, la importancia que reviste para nosotros que haya sido invitado un obrero a exponer las ideas de los trabajadores, con la pretensión, tal vez exagerada, de transmitir una serie de hechos, una toma de conciencia, y un análisis de una circunstancia sociológica, política que marca en la historia de Argentina un eslabón fundamental, cual es la rebelión obrera, estudiantil y popular, protagonizada el 29 y 30 de mayo en Córdoba, denominada comúnmente “ EL CORDOBAZO”. También queremos aprovechar aquí, para decir que resulta importante para los hombres del interior este tipo de invitaciones, que realmente nos halaga, no por lo que podamos decir, sino porque evidencia una nueva forma de encarar las cosas, una forma de reconocer que el interior de la República, juega un papel fundamental, que está jugando un papel cada vez más importante para la solución de los problemas que todos padecemos, los porteños y los provincianos. Es lógico, lo ha sido siempre, que por lo general sean los representantes de la Capital Federal quienes acuden al interior, por razones de concentración económica, política, administrativa, por ser la cabeza del país. Pero la proporción es tan desusada favoreciendo un proceso de la Capital hacia el interior que debiera ser en alguna medida equilibrada. Y en ese el papel más importante lo juegan los hombres y las propias instituciones de la Capital Federal. Esta composición ha sido titulada: La lucha del Pueblo por el cambio en la Argentina; sería muy largo enumerar todo el proceso de esta lucha que nace con la propia nacionalidad. Nosotros creemos que lo importante en este momento es analizar el reciente proceso vivido por nuestro país, la actual situación y las perspectivas que tenemos para el futuro. Para nosotros el proceso de concientización, la acción reivindicativa por los derechos del pueblo y por los derechos del país, se profundizan a partir de 1966, reconociendo todo lo bueno, todo lo progresista y revolucionario que hicieron distintos sectores antes de esa fecha. Pero en Argentina a nuestro juicio el comienzo de dos instancias que en , 1966 señala definitiva ,han de encontrarse en forma antagónica, y ha de triunfar lógicamente la que plantea el pueblo. Por un lado, quienes desconociendo la base legítima de todo poder público, de la voluntad soberana del pueblo y programando una política denominada comunitaria o participacionista llevan adelante un proceso que ahonda la dependencia de nuestro pueblo, que frustra a todos sus habitantes y que sirve a los sectores del privilegio en el orden nacional y al imperialismo de los monopolios en el orden internacional. Nosotros vivimos distintas instancias que nos permite relatarles a Uds. una serie de hechos y sacar conclusiones que por todos los medios tratan de ser objetivas. Cuando en el mes de junio de 1969, trece personas de Córdoba estando alojadas en el penal de Rawson, nos visitó una comisión de solidaridad de trabajadores y estudiantes de Rawson y de Trelew, nos visitaron y nos trajeron su solidaridad material. Y un gran interrogante que nos plantearon en el locutorio del penal. Porque para el país, quienes habían luchado en Córdoba, el 29 y 30 de mayo que terminaron condenados por los arbitrarios tribunales militares apenas que llegaban hasta los 10 años de prisión, para mucha gente parecían asesinos, aventureros o locos, extremistas vinculados a intereses no nacionales, etc. Entonces surgió una pregunta que ha sido y que es todavía una pregunta de muchos sectores, de muchas personalidades, especialmente de sociólogos, de economistas y de políticos: Porqué se produjo ese hecho del 29 y 30 de mayo de 1969?

Porqué revistió tales características? Respondía eso a un espontaneísmo que muchos lo quieren vincular al reflejo de las luchas de París, de la ideología de Cohn Vendito, de Rudy Ducht, de la Universidad de Columbia, de Berkeley, o de las luchas estudiantiles en general, planteadas en EE.UU., en Francia, en Alemania, en Italia, etc.? Ese 29 de mayo que significó una eclosión popular, era nada menos que un reflejo, era un mimetismo que cruzaba el continente, el océano, y que repercutía sobre una ansiedad contra el autoritarismo, contra la sociedad tecnológica avanzada, contra la falta de perspectiva de la juventud en gran medida acomodada, como se planteaba en las luchas estudiantiles de esos países?. Nosotros en distintos reportajes, especialmente a medios periodísticos o emisoras del exterior, hemos negado las razones o los fundamentos de esa conclusión: -Que el hecho de Córdoba fuera un reflejo de hechos, una copia de actos ocurridos en otras partes del mundo. Y hemos negado sustancialmente el problema del espontaneísmo. Y hemos negado el problema de las minorías activas, y hemos sustentado el concepto de que lo de Córdoba, tenía una honda raigambre popular. Y tenía todo un precedente, toda una acumulación de hechos que desembocaron el 29 y 30 de mayo. Resulta que en el país no se produjeron hechos similares, ni se combatió desde el principio a la dictadura, tal como sucedió en Córdoba. La famosa expectativa esperanzada, el consenso tácito que enarbolaba Onganía y sus tecnócratas de la política comunitaria no pudo hacer pié, no pudo hacer base en Córdoba. Nuestra organización, en particular, en el mes de agosto publicó una solicitada titulada Signos Negativos, en la cual desenmascaraba ya en el medio de las expectativas esperanzadas del país toda una serie de medidas ultra reaccionarias, antipopulares y antiargentinas que definían con absoluta claridad el contenido del gobierno dictatorial y reaccionario, y los objetivos oscuros en todos los aspectos del régimen usurpador del poder. Y el 7 de septiembre de 1966, la dictadura de Onganía consuma su primer alevoso asesinato en la Ciudad de Córdoba, matando al compañero Santiago Pampillón. Compañero que a la vez era estudiante y trabajador, que daba en síntesis: a la juventud Argentina, que a la par del esfuerzo del trabajo, lleva adelante el ideal de la capacitación para poder realizarse como persona y que se enfrenta a un sistema y a una sociedad que se lo impide en sus propias normas institucionales y que en defensa de esas normas institucionales de ese orden, usa la represión llevando hasta las últimas consecuencias de balear, como sucedió con Santiago Pampillón en una manifestación estudiantil, y quitarle la vida.

Córdoba, y disculpen Uds. que insista mucho, creo que más que como cordobeses es una cuestión de intereses, de inquietud nacional, el haberse producido los hechos en Córdoba, ni porqué esté ubicada donde está, porque las coyunturas históricas, la tradición combativa, etc. han determinado que allí sea, - Córdoba quiere mucho a su estudiantado, y el estudiantado cordobés tiene una honda tradición de lucha por una serie de derechos. En 1918 el estudiantado cordobés luchó por reformas fundamentales tanto el régimen de enseñanza, como el sistema de administración, como a los objetivos que se planteaba la universidad. Y este hecho y esa lucha adquirió una proyección de carácter internacional. Y pese a que muchas veces se ha planteado un falso divorcio o se han inculcado ideas antipopulares al estudiantado, a la juventud, nunca pudo ser rota esa amistad, ese reconocimiento, ese orgullo del pueblo por su propio estudiantado como es en el caso de Córdoba. Y el asesinato de Pampillón determinó ya definitivamente un juicio absolutamente negativo sobre la política de la dictadura. Además de la intervención a la Universidad, de la disolución de los centros de estudiantes, teníamos y nosotros los cordobeses lo conocíamos bien- a un Ministro del Interior, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba, Martínez Paz, que era uno de los principales autores de ese avasallamiento contra la juventud estudiosa. Y quien podía engañarse o quién podía estar expectante o mantener una esperanza conociendo quien era Martínez Paz, conociendo quién era Ferrer Deheza, un gobernador al cual se lo llamó el gobierno de la sagrada familia, distintas revistas nacionales lo destacaban donde las reuniones de gabinete se realizaban para ganar tiempo o en los almuerzos o en las cenas familiares, porque el primo, el tío o el sobrino, eran los secretarios de la gobernación, los ministros de una u otras carteras. ¿Quién podía engañarse entonces conque la represión desatada durante varios días contra los estudiantes, el encarcelamiento, el asesinato de Pampillón, no era la síntesis de toda una política contra la juventud Argentina, que es hablar contra el futuro del propio país?. El 7 de septiembre fue herido Santiago Pampillón, y el 12 de septiembre falleció en el Hospital de Urgencias de Córdoba. El movimiento obrero cordobés aún con todas las dificultades que planteaban los resabios de una falta de concepto de la unidad de los trabajadores y de los estudiantes, con las dificultades que planteaba que algunos compañeros estuvieran inmersos en esa expectativa esperanzada, declaró un paro general, que si bien es cierto fue de una hora, fue la primera medida de acción directa en repudio de la dictadura. Y designó una delegación para que acompañara los restos de Pampillón a Mendoza. Yo participé de la misma y fuimos a Mendoza, y en Mendoza nos encontramos con la otra expresión del movimiento obrero, incipientemente participacionista, que creía que Onganía y su equipo seudo nacionalista iban a resolver los problemas que los viejos partidos políticos y la crisis y toda una serie de antecedentes que le servían de justificación entre comillas, a la usurpación del poder. Esos compañeros que creían en eso sustentaban, al contrario de nosotros, una actitud pasiva, una actitud de compromiso con la política reaccionaria del régimen, y un deseo de instrumentar una CGT para que le sirviera de base popular y eventualmente para una salida continuista de bases políticas para la Revolución Argentina. El compañero Jerónimo Isetta, (doy el nombre), cuando nos encontramos en Mendoza la delegación de la CGT de Córdoba, señaló como era posible que la CGT nacional, no se pronunciara, se comenzara  a activar contra todas las medidas que se estaban adoptando, contra la política que sintetizaba por el conocido  Ing. Alvaro Alzogaray, nombrado ministro plenipotenciario en esa época de Onganía. Los estudiantes mendocinos hicieron ese mismo planteo. Y el compañero Isetta, que sigue en la misma línea del compromiso con el régimen y con el sistema, ante el apremio que significaban hechos de tanta trascendencia como la muerte de un compañero por el aparato represivo defendiendo derechos que eran comunes a todos, sibilinamente  señaló que la representación nacional de la CGT estaba dada por la representación que había enviado la CGT de Córdoba. Sin embargo no hubo una presencia de identificación de la CGT nacional, porque el compañero Isetta estaba de casualidad en Mendoza. No había acudido para solidarizarse con el dolor del pueblo y con el dolor de la  juventud estudiosa, para solidarizarse con Pampillón, con los estudiantes cordobeses, con los estudiantes mendocinos, con los estudiantes en general del país que había sido heridos y golpeados en el persona de Pampillón por el régimen de la dictadura de Onganía. Fue el hecho de Santiago Pampillón en particular, lo que desencadenó el proceso?. No, ese fue un hecho de mucha importancia, pero en Córdoba, tanto en el movimiento obrero como en el estudiantado, se planteaba una toma de conciencia de todos los sectores postergados de la población, que el camino para lograr los derechos populares, era enfrentar decididamente al régimen que simbolizaba lo más reaccionario de nuestra sociedad, lo más reaccionario de las altas jerarquías militares, vinculadas a un proceso de penetración imperialista y de dominio de todas las riquezas naturales, económicas y culturales de nuestro país. Y cuando en Rawson, esos compañeros y tantos otros periodistas nos preguntaron qué significaba el “ CORDOBAZO” con relación a la improvisación, al espontaneísmo, a la minoría activa, nosotros respondíamos que era la toma de conciencia de un pueblo expresado en el más alto nivel, en los grados cuantitativos y cualitativos de sentirse oprimidos, de saber que se puede vivir dignamente y que hay todo un complejo sistema instrumentado, que por la fuerza, nos impide ese nivel de dignidad, ese sentido de argentinidad, esa realización de hombres, de trabajadores, de argentinos. Porque el “Cordobazo” fue la desembocadura de una serie de luchas cuyo arranque, podríamos decir de carácter heroico, fue o sucedió el 7 de septiembre cuando ese herido de muerte Santiago Pampillón. Y luego la política de Onganía, de Salimei, de Martínez Paz, que hace de la racionalización, de la denominada racionalización administrativa, un pretexto para las cesantías, para la violación de los contratos colectivos de trabajo, obliga en definitiva a una decisión de orden nacional, a un paro nacional que se produce el 14 de diciembre de 1966, que culmina con la caída de una serie de personeros como Martínez Paz, como Salimei, y que son reemplazados por otros personeros que sólo cambian de nombre en la función pública, que sólo cambian de matices, pero que tienen los mismos objetivos y están ligados a los mismos intereses de quienes llevaban adelante la política anterior. Y aparece un Krieger Vasena de Ministro de Economía, y aparece un Borda de Ministro del Interior y aparece un Caballero de Gobernador de Córdoba, etc. Ante este curso de los acontecimientos, los dirigentes acostumbrados a la conciliación, que no entienden que la conciliación auténtica es un permanente estado conflictivo entre los trabajadores y las patronales, que lo toman como una conciliación de carácter impúdico porque reniegan de principios y de objetivos para atarse a los del régimen, esos propios dirigentes elaboran un plan de lucha en el cual se invita a otros sectores profesionales, fuerzas económicas nacionales, a contribuir con su expresión de protesta a esa acción de la CGT. El 22 de Febrero de 1967 en Córdoba, los trabajadores salen a la calle. Somos reprimidos, dispersan con los perros, con los caballos, los gases. Se produce en particular la detención de doce compañeros entre los cuales estaba yo incluido, frente al Correo Central de la Ciudad de Córdoba. Y se realiza una semana después, una serie de concentraciones que sí se hicieron en Córdoba –porque la mayoría de los compañeros representantes obreros, como el propio movimiento estudiantil, no escatimaron un esfuerzo para que se llevara adelante esa movilización, no limitaron su simulación a dar un comunicado con hermosas palabras revolucionarias y luego boicotear en la práctica todo atisbo de movilización popular. Y hubo una serie de concentraciones y hubo una serie de detenciones. Y el 1 de marzo, que era el paro general de 24 horas, también cumplimos rigurosamente, así como se cumplió en todo el país, allí nuevamente la mano de hierro de la dictadura, llevó adelante su política de represión. Fueron intervenidas una serie de organizaciones obreras, la Unión Ferroviaria, Químicos, Prensa, Portuarios, que fueron intervenidas por la gran lucha contra la racionalización que llevó adelante en diciembre de 1966, FOTIA, etc. Se aplicaron suspensiones masivas a casi todos los que habían parado en Córdoba. Se aplicaron suspensiones de 20 días a los representantes obreros. Se declararon cesantes a innumerable cantidad de compañeros, se rebajaron categorías a los compañeros, en particular ferroviarios,  se les reducían los sueldos y las categorías de trabajo, mientras seguían realizando los mismos trabajos. Ya había caído de la dirección conciliadora de la CGT el compañero Francisco Prado de Luz y Fuerza, que mientras los compañeros portuarios de la Capital Federal luchaban contra la represión, fue a un festival muy famoso en Córdoba, el festival Nacional de Folklore, y anduvo este compañero tomando vino y comiendo empanadas en medio de la guitarreada de Cosquín, que por otra parte son muy hermosas, pero que para ese momento no significaba un pronunciamiento de ese compañero, sino aislarse como representante de la CGT, de la lucha de esos trabajadores. Luego del 1 de marzo y el levantamiento de los paros que estaban sancionados para el 21 y 22 de marzo, cayó este compañero de la CGT y fue reemplazado por una comisión de delegados. Ese fue un golpe muy grande para la clase trabajadora, para el espíritu de rebeldía que se iba incubando cada vez más en todo el pueblo con el régimen opresor y así transcurrió 1967, sin que hubiera mayores exteriorizaciones en la lucha del pueblo.

 Porque nosotros conceptuamos como pueblo a la clase trabajadora y al estudiantado, a todo lo que tiene un interés nacional, a todo lo que quiere un porvenir mejor para nuestra patria. Las minorías entregadoras y oligárquicas no pertenecen al pueblo argentino. Pertenecen al canibalismo internacional del dinero que ha sido definido reiteradamente en oportunidades distintas por Paulo VI, como agente de frustración, de explotación y de postergación de los pueblos. Entonces no conceptuamos como parte de nuestro pueblo a esas minorías reaccionarias y oscurantistas, que usan del pueblo para fortalecer sus privilegios, que explotan al pueblo, que no tienen un sentido de nuestra nacionalidad ni quieren la realización de su país, sino que sustentan el concepto internacional del dinero, sin patria, del monopolio explotador.

 Si bien no había exteriorizaciones en particular, sí, denunciábamos ya consecuentemente y en particular desde Córdoba, desde prácticamente todos los sindicatos, el resultado de la política económica, el resultado de la acción política en sí, de la política social y cultural del régimen, tanto que en un Congreso de la Federación de Luz y Fuerza planteábamos que la devaluación resuelta el 13 de marzo de 1967, era como lo es ahora, la de este nuevo ministro: una devaluación anticipada, un factor para cubrir la inflación que iba a continuar y los hechos lo confirmaron.

Denunciamos que el régimen había dictado una ley de hidrocarburos para facilitar en abierta medida la entrega del petróleo nacional, que había sancionado una ley de sociedades anónimas, contrariando el proceso de recuperación por parte del estado, de las fuentes básicas de la economía y de las empresas que son palancas fundamentales para el desarrollo auténtico. Tanto como que YPF o Agua y Energía Eléctrica, empresas del estado, pasaban a constituir entidades mixtas, donde para satisfacer nuestra inquietud como argentinos por dominar el proceso, la actividad de esas empresas se nos quería fundamentar en que la titularidad de esas acciones  en un 51% eran del estado y en un 49% eran de los monopolios, de los tenedores privados de acciones, y que como teníamos un 2% más, con ese voto formal del 2% íbamos a imponer la política económica, el curso de esas empresas en el país. También denunciábamos que mientras en el resto de los países del mundo las empresas de capital privado cuyo fin es el lucro, las empresas pertenecientes a los grandes monopolios como sucursales foráneas inserta en los países dependientes, eran nacionalizadas o al menos se producía una recuperación por parte del estado, mientras entonces en el resto del mundo o en los países que tomaban medidas con los interese nacionales se pasaba de lo privado a lo estatal o público, en la Argentina se pasaba de lo estatal a lo privado. Este era el significado de toda una política  de entrega del patrimonio nacional, no sólo del patrimonio sino de la  conducción de la economía nacional a los grandes monopolios. Ese fue el fundamento principal de la sanción de la ley de sociedades anónimas o de sociedades mixtas. Indicábamos que había sido anulada la ley del salario vital mínimo y móvil. Señalábamos que se había impuesto un arbitraje obligatorio en el cual el estado no como ente abstracto sino como institución copada por la reacción, con personeros de la reacción, como el caso del Sr. San Sebastián, iban a dirimir las cuestiones con una objetividad que era la objetividad de las patronales. Señalamos  que había sido anulada la ley de indemnizaciones por despido, que había actualizado en niveles remunerativos una ley vieja que le permitía a las patronales despedir por chirolas podemos decir así, a trabajadores que tenían 20 ó 25 ó 30 años de antigüedad. Que había sido sancionada como corolario de toda esta política reaccionaria, una ley de defensa civil que permitía movilizar incluso a los menores de 16 años, so pretexto de disturbios, de inseguridad de la nación, etc., para enfrentar las acciones reivindicativas, las huelgas que llevaron adelante los sindicatos. Señalamos que había sido sancionada la ley 17401  que bajo pretexto de represión al comunismo, deja al SIDE, la calificación de comunista, de extremista o lo que fuera para condenarlo por su actividad en defensa de los derechos del pueblo, sea cual fuere en última instancia el partidismo que él ejerciera. Señalamos como decíamos recién el problema de la intervención a las Universidades, no para hacer una Universidad abierta y al servicio del país, sino para hacer una Universidad de acuerdo a las financieras, a las fundaciones que las tratan como fábricas del saber para ir construyendo los elementos, los técnicos, los ejecutivos, los ingenieros, al servicio de los monopolios que penetran en nuestro país. Señalamos que se había aumentado el mínimo de edad para que los trabajadores que daban toda su vida al servicio de la sociedad, pudieran jubilarse, llevándolo primero de 50 a 55 años y luego de 55 a 60 años de edad. Denunciamos que el régimen había pretendido institucionalizar al nivel de gendarme internacional, para reprimir la lucha de liberación de los pueblos de América Latina  a la Junta Interamericana de Defensa, cosa que se hizo aquí en Buenos Aires, que en definitiva ese intento, que fue patrocinado por el propio Onganía fracasó. Denunciamos que so pretexto de una ineficacia de los partidos políticos, se colocaba una mordaza para la opinión de todos los trabajadores, de todos los ciudadanos sobre la política del país que se instauraba un verticalismo en el cual sólo era legal la palabra del régimen y la de los demás era sometida a un régimen de control, a un régimen de impedimento, que impedían exteriorizarse, ya sea a los partidos políticos o a los ciudadanos o a las distintas instituciones populares. En esa oportunidad a fines de 1967, proponemos medidas de fuerza para que la comisión delegada de las CGT lleve adelante un plan de acción, porque todas estas cosas golpeaban no sólo los interese de la clase trabajadora sino que golpeaba todo el país, llevándolo cada vez más a un grado de sometimiento que ha de impedir,  no solo la realización del país como país, sino de la propia clase trabajadora como factor fundamental, como mayoría del pueblo en la construcción de su destino. Y sosteníamos que el sindicalismo específico que quieren imponernos las patronales, para que reduzcamos nuestra acción a discutir una cláusula de contrato colectivo de trabajo, a esta altura del proceso de liberación, levantar las banderas del sindicalismo específico, es una traición a la Patria. Porque no hay posibilidad alguna de que la clase trabajadora pueda tener un adecuado nivel de vida, mientras el país este sometido y esté expoliado por los grandes monopolios. De ahí que ya en ese aspecto tomábamos conciencia de la necesidad que el sindicalismo argentino no sea un sindicalismo administrador, sino que sea un sindicalismo de liberación porque hay una serie de factores que van a provocar el cambio en la Argentina, entre ellos, uno muy importante es el sindicalismo hecho con conciencia de liberación. No con conciencia de burócratas, de jornadas administrativas que se reduzcan a limpiarse los zapatos en las alfombras de la Casa Rosada, o desentiendan las preocupaciones fundamentales de los obreros. De ahí que proponíamos que se llevara adelante esta medida. Otros, los eternos preocupados por la normalización institucional de la CGT y despreocupados por las normalizaciones institucionales del país negaron la posibilidad de tomar medidas de acción directa. Y organizaron un congreso de normalización al cual le pusieron fecha 28,29 y 30 de marzo de 1968, previo cotejo de delegados para que el participacionismo, el dialoguismo pudieran dominar a este congreso de la CGT  al servicio de la dictadura. Se llegó a tal grado de desvergüenza dentro de lo que debe ser la única vergüenza de un dirigente sindical, como para sostener que en ese congreso de la clase trabajadora no podían participar las direcciones que habían sido intervenidas por la Dictadura porque no estaban dentro de la legalidad y fue así que no podían participar los compañeros de ferroviarios que es el sindicato más poderoso del país, que tiene una honda tradición combativa en defensa de los derechos de los trabajadores, que tenía compañeros, caso del compañero Antonio Scipione a los cuales no se les podía poner una mordaza dentro de un auténtico congreso de los trabajadores. Porque quitar esa silla o poner esa mordaza, era ser amanuenses de Onganía, que había instaurado esa legalidad para todos aquellos que no se habían jugado contra la dictadura, y que había instaurado la ilegalidad contra la Unión Ferroviaria, Fotia, contra los portuarios, contra Prensa, etc. que había luchado en defensa de sus derechos. Y nos pretendían convencer, yo era delegado por Luz y Fuerza de Córdoba, en la federación de Luz y Fuerza, que convenía hacer eso porque las cosas no andaban bien, porque la relación de fuerza, porque después los íbamos a llamar a los compañeros. Y nosotros denunciamos que había que reconocer a todos esos delegados, porque sin menoscabo de nadie eran la expresión más auténtica de las bases sindicales. Y que excluía  a los intervenidos a quienes le habían retirado la personería gremial, a los perseguidos, a los sancionados, a los cesantes, era cometer una traición al espíritu tradicional de la solidaridad sindical. Sin embargo no estaban convencidos. Estaban en el tacticaje, estaban en el negociar de lo que no se puede negociar y que ellos lo han negociado infinidad de veces; que es la vergüenza, el sentirse defensor, al menos de los más elementales derechos de la clase trabajadora, el sentirse identificado antes con un compañero que ha caído en la lucha, que con un  régimen que usurpó el poder al margen de la voluntad del pueblo. Y llegó el 28, 29 y 30 de marzo y aún así habiendo sido programado por ellos, habiendo estafado sus delegados, en definitiva el espíritu de la clase trabajadora, la posición de los delegados de los sindicatos intervenidos, la solidaridad de otra serie de compañeros delegados de otras organizaciones, determinó que se hiciera ese congreso y se proclamara la lucha de todo el movimiento obrero contra la política de la dictadura. Y naciera allí, con un criterio de unidad, con un criterio amplio, expuesto en el contenido del Manifiesto del 1 de mayo, la CGT de los argentinos. Mientras los participacionistas veían a San Sebastián para que no reconociera a ese auténtico congreso, mientras los participacionistas programaban otro congreso, el de la legalidad, este congreso de la CGT auténticamente representativo programaba una serie de actos, una serie de luchas. Y así fue como el 29 de abril de 1968, en Córdoba, se realizó un gran acto de 5000 compañeros, como aquí en Matanza, en San Justo, se realizaron actos donde participaron gran cantidad de compañeros, como en Rosario y en Tucumán también se iba exteriorizando ese que era denominado genuinamente la rebelión de las bases, ya no contra el sistema, ya no contra la opresión, la arbitrariedad de las injusticias que decretaba Onganía, sino contra los propios dirigentes claudicantes.

 Ese era otro grado de la toma de conciencia de las masas obreras, que ya no reconocían en el dirigente al hombre dueño de la verdad por el simple hecho de ejercer un cargo, sino que reconocían en los dirigentes a los compañeros que se jugaban por encima de los cargos, por la defensa de los derechos.

Pocas semanas después de estos actos, en Córdoba se organizan semanas de recordación de los mártires populares, en Septiembre de 1968, segundo aniversario de la muerte de Pampillón, nuevamente los trabajadores, los estudiantes, cubrieron las calles con sus manifestaciones, con sus protestas, con sus reclamaciones, y una vez más la represión en forma alevosa, disparó sobre un compañero estudiantil, el compañero Aravena, que está paralítico, como producto de un disparo que le hizo un policía y al cual pretenden resolverle el problema asignándole un subsidio irrisorio, como los que han sido resueltos últimamente, para que el compañero mitigue su dolor, su drama de estar a los 23 años de edad paralítico como producto de la represión desatada en Córdoba. Cinco compañeros de Luz y Fuerza fueron detenidos en la vía pública manifestándose  como es un derecho que debe ejercerse en todos los lugares del país, y estuvieron 25 días presos en la cárcel de encausados donde posteriormente fueron dejados en libertad por falta de mérito. La falta de mérito en el terreno judicial, que es completamente distinta al mérito en el terreno sindical, porque la falta de mérito era el encuadramiento de no haber cometido un delito, pero el mérito sindical estaba en manifestarse en la calle, el protestar contra lo que se vivía. Otras series de compañeros más estuvieron detenidos, y ya avanzado el régimen, cada vez más a fondo propone  en Córdoba la experiencia neocorporativista que era la esencia fundamental del régimen de Onganía. El Dr. Carlos Caballero, de expresión fascista, hombre que hacía en su juventud el saludo romano, designa al denominado Consejo Asesor Económico y Social. Los trabajadores denunciábamos ante la opinión pública cuál era el contenido de este Consejo Asesor, un consejo que estaba compuesto por 9 representantes de los cuales uno era de la clase trabajadora, y que por expresa  disposición de su  articulado no eran representantes porque ellos lo denominaban representativos, de ahí que pasaran a integrar este Consejo Asesor en calidad de hombres representativos que procedían de distintas instituciones, pero no recibían el mandato ni el control de esas  instituciones. Hicimos un mural grande donde denunciábamos al Consejo Asesor, un fraude a la voluntad popular, donde decíamos que eran los primeros pasos para dejar de lado definitivamente la expresión soberana del pueblo, para digitar desde arriba, para compartimentar, al estilo corporativo, las representaciones por estados productivos de la sociedad, que iban a suponer una política en general al servicio de sus propios intereses, en desmedro de los intereses de la clase trabajadora  y que iban a levantar la consigna de una sola ideología como fue levantada en la Italia de Mussolini, en la Alemania de Hitler, en Portugal de Oliveira Zalazar, en la España de Franco. Y lo denunciamos permanentemente y nos siguieron los estudiantes, se unieron personalidades de distintas fuerzas cívicas y populares. Pero el Sr. Caballero recibía un respaldo incondicional del régimen central porque querían hacer en Córdoba esa experiencia para trasladarla luego al ámbito nacional, o para luego con la experiencia de Córdoba, recoger las conclusiones y facilitar ese proceso de fascistización bajo el lema del comunitarismo y del participacionismo. Mientras tanto en otros  lugares del país también había exteriorizaciones dramáticas, como el caso de Tucumán que fue asesinada la compañera Hilda Guerrero, como la lucha de los compañeros de Ensenada, como la lucha de los compañeros de Fabril, como la lucha de los compañeros de la Gallareta de Santa Fe. Luchas que por lo general eran derrotadas en el sentido que las reivindicaciones planteadas no se conseguían, se intervenían los sindicatos, caían asesinados algunos compañeros y triunfaba la tesis del régimen, muchas veces por encima de las tesis de las propias patronales. Esto configuraba todo un panorama de una toma de conciencia en las bases del pueblo, porque no surgía la proyección y la organización desde una central, como debió ser la Confederación General del Trabajo, que ya normalizada en la legalidad de Onganía se limitaba a insistir en el diálogo, en las componendas, en las fórmulas de conciliación sin ningún tipo de resultado. En Córdoba, en particular, acto que se realizaba, como el que se realizó el 28 de junio de 1968, era violentamente reprimido. En un solo acto del 28 de junio de  1968, que lo denominamos El Repudio al   segundo aniversario de la Dictadura, cayeron presos 322 compañeros en una sola tarde. Todo esto que se daba fundamentalmente en Córdoba y que también fuera protagonizado en distintos lugares del país, evidenciaba la imposibilidad de imponer en la Argentina un régimen como el propiciado por Onganía. Pero allí se acentuó el proceso de represión. No solo lo teníamos a Pampillón muerto, no sólo  teníamos a Aravena paralítico, no sólo teníamos a cientos y cientos de detenidos, sino que nos habían formulado un consejo asesor que era una burla para todos y también  se habían adoptado medidas que afectaban directamente a los derechos de los trabajadores, como ser la eliminación del sábado inglés, ley que regía en Córdoba desde 1932, y que significaba la quita de los salarios de los compañeros. En una trasferencia de un grupo de cooperativas de transporte a otro grupo de patronales, no se reconocía la antigüedad de los compañeros de transporte para ingresar a esas nuevas patronales, que eran los mismos ómnibus, el mismo trabajo y el mismo recorrido. Por disposiciones de orden nacional no planteaba a los trabajadores las denominadas quitas zonales que hacía que un trabajador del interior percibiera remuneraciones inferiores a los compañeros de la Capital Federal. Por otra parte hubo un hecho muy sonado denominado el “caso Valinotto”, de un sobrino del ministro de Córdoba, Martínez Golletti, quien en una circunstancia mató un mecánico, y que lo encuadraba en el título de homicidio simple y que por tratarse del ministro de gobierno no fue a la cárcel. Fue a una oficina de la Casa de Gobierno, en Córdoba, del Dr. Caballero y se lo dejó en libertad apelando al testimonio de abandono que es, dar una referencia sobre la conducta general de una persona, donde intervenía un Vocal del Superior Tribunal de Justicia, donde intervenía una serie de funcionarios ligados al gobierno. Y teníamos llevado ya al extremo del nepotismo, no en el sentido del acomodo de los puestos públicos, sino en el de no aplicar la justicia tal cual se aplica a todo el mundo, a familiares de funcionarios fundamentales del régimen de Caballero. Se denunció por otra parte la famosa brigada FANTASMA, en la cual se extorsionaba a los presos bajo falsas acusaciones, bajo la simple presunción de estar implicados en delitos comunes. Todo esto, y esto le decimos para demostrar que el “Cordobazo” no  fue una cuestión espontánea, motivó que la CGT de Córdoba diera un manifiesto denominado Declaración de Córdoba, fechada el 21 de marzo de 1969, o sea poco tiempo antes del estallido popular, y en esta declaración se señalaba toda serie de cosas que eran premonitorias al breve plazo, de este suceso histórico.

Decíamos por ejemplo, breves párrafos, “ Nuestra provincia soporta un descalabro gubernativo, una manifiesta inoperancia en los más altos niveles  jerárquicos oficiales, una ineptitud generalizada para la conducción de la cosa pública. Paralelamente a esta ineficacia se destaca un oscuro y torpe manejo de los instrumentos del poder, para favorecer a los círculos del privilegio económico y financiero, para  succionar los modestos recursos monetarios de la población, para burlar la auténtica representatividad popular mediante el fraude neocorporativista”. Señalábamos  “que, era el Consejo Asesor”, que era el “ Caso Valinotto”  como protección al  crimen, que eran los impuestos que motivaron una serie de manifestaciones de los centros vecinales, ya que se habían elevado varias veces los impuestos municipales y los impuestos provinciales, cual era la condición económica, producto de toda una situación nacional del nivel de remuneraciones, la condición económica de la familia del trabajador, cual eran los problemas estudiantiles. Denunciábamos el cierre de escuelas nocturnas de capacitación, denunciábamos la brigada fantasma bajo el subtítulo de Intimidación, Extorsión y Persecución, denunciábamos la Revolución Argentina y el Gobierno de Córdoba. Fíjense Uds. que llegó a tal grado de irresponsabilidad el gobernador de Córdoba, que el 12 de febrero de 1969 en la Fiesta Nacional del Trigo, en Leones, en el discurso, señaló textualmente el siguiente párrafo, que fueron comentados editorialmente por la prensa de Córdoba. Decía el Dr. Caballero: “ No podemos ninguno de nosotros eludir el compromiso de construir escuelas, hospitales, etc. nuestra patria con todas sus riquezas ha sido entregada por Dios a un puñado de hombres pero en ese regalo, que también es una carga, debemos ver un especial designio de la Providencia”.  El Diario “Los Principios” de Córdoba de orientación, de extracción católica, el diario católico de Córdoba, en una editorial con honda sorpresa decía:    

 “ ¿Quiénes son éstos hombres providenciales?, no lo sabemos, aunque lo suponemos, concebirse como designados por la Providencia, para redimir a una Nación y conducirla entre comillas a su grandeza, representa  por cierto el colmo de la gloria, si quien recibe la suprema misión tiene alguna prueba”. Esto lo decía el diario Los Principios en una editorial, pero más que todo significaba un concepto típico a lo Torquemada, del Dr. Caballero, porque se sentían influidos o poseídos por el espíritu divino y como un destinatario para redimir a nuestro país al margen de la voluntad soberana del pueblo. Esa situación general como Uds. comprenderán, que nos impedía hacer actos, que cuando intentábamos hacerlos nos reprimían, que no permitían ningún tipo de exteriorización, que teníamos compañeros caídos y encarcelados, que nos atacaban económicamente en nuestros derechos, que pretendían representarnos por vía de consejos asesores y neocorporativistas, que nos habían eliminado el sábado inglés, que nos aplicaban las quitas zonales, que no reconocían la antigüedad de los compañeros en un mismo servicio, creaba un clima, que habiéndose manifestado reiteradamente hacía absolutamente lógico; podríamos decir, que se produjera y que se produjo el 29 y 30 de mayo.

Las denuncias eran públicas, impresos destacando todo esto. Pero la reacción, la represión, no era concentrada únicamente en Córdoba.

 El 14 de mayo el sindicato de Mecánicos del  SMATA, en defensa de la ley del sábado inglés, decretó un paro de actividades para el día 16 de mayo. Pero la asamblea que había sido hecha en un local del Córdoba Sport Club, que es un mini Luna Park, digamos, fue prohibida cuando ya los compañeros habíamos llegado a la Asamblea. Y la fuerza y la violencia de la cual tanto se escandaliza el régimen  y el sistema, se aplicó descaradamente, violentamente sobre los compañeros. Eso originó la rotura de 200 y pico de vidrieras que los compañeros, defendiendo su derecho en la calle, no practicando la violencia como objetivo humano de violencia, sino defendiéndose de la violencia que le impedía ejercer un derecho elemental, cual era el de reunirse en un local cerrado para defender sus derechos, para impedir que se les redujeran sus salarios en un 9,1%, que era la ley del sábado inglés sancionada en 1932. Pero se hablaba de la violencia de los compañeros mecánicos, que como podía ser la falta de cultura, de educación en la calle, recoger piedras y tirar. Claro, desde una posición cómoda, desde una posición de impugnar la defensa de un derecho, eso no se puede hacer, pero cuando el derecho ha sido pisoteado, cuando incluso no se permite la defensa pacífica sino que se ataca a quienes defienden ese derecho, qué quiere la reacción?, que el trabajador baje su cabeza, que el trabajador sea  compenetrado por un espíritu de sumisión y de  esclavitud. El trabajador es como cualquier ser humano, un hombre digno, y esa dignidad le hace responder con criterio no de violencia, sino de legítima defensa a la violencia institucionalizada y a la violencia represiva, que avasalla todos sus derechos. Una cosa que por los antecedentes que obraban en los hechos de Córdoba impactó aún más los sentimientos, la emoción y la conciencia de los trabajadores y del pueblo, fue que el mismo 15 de mayo cae asesinado el compañero Juan José Cabral, compañero estudiante de Corrientes. Ese asesinato en una manifestación en la cual los estudiantes correntinos se dirigían a reclamar por el aumento del precio en el comedor universitario, ese hecho, eso de comprobar, de ver ratificado en otro lugar el asesinato de un compañero estudiante, tal como había pasado con Pampillón y prácticamente con Aravena por una reivindicación, podríamos decir mínima, creó en todo el estudiantado cordobés una solidaridad manifiesta que ya se había también evidenciado en la solidaridad con los trabajadores mecánicos, cuando fueron atacados en su asamblea. Y el gobierno como solución ante esa protesta de los estudiantes dispone el cierre de la Universidad de Córdoba el 15 de Mayo. El día 16 de Mayo realizamos un paro general, todo el movimiento obrero, levantando todas estas reivindicaciones que habíamos señalado y ya anteriormente los compañeros metalúrgicos, por el problema de las quitas zonales, los compañeros del transporte por el no-reconocimiento de la antigüedad, los compañeros mecánicos y el resto del movimiento obrero por el problema del sábado inglés habían realizado paros parciales. El 16 de Mayo se dispone la realización de un paro general que es absoluto, completo, que paraliza totalmente a la Ciudad de Córdoba. El cierre de la universidad hace que los estudiantes lleven adelante nuevas concentraciones y otro nuevo asesinato el día 18 de mayo, el compañero Adolfo Ramos Bello en la ciudad de Rosario, en circunstancias similares, es otro mártir de las luchas estudiantiles y populares. En Córdoba se hace una marcha de protesta en la que intervienen trabajadores, estudiantes, sacerdotes del Tercer Mundo. El día 20 de mayo, yo cruzaba la Avenida Colón, en el centro de Cba, un patrullero me detuvo, me incomunicó, era la opresión, el avasallamiento de todos los derechos evidenciado en todos los momentos y a toda hora del día. Una niña, una estudiante secundaria, le tiraron una granada de gases y pierde un ojo. Otro compañero, un estudiante de 17 años, Blanco, es también asesinado por la  espalda, un chico de 17 años aprendiz metalúrgico y estudiante a su vez. Y todo va creando a su vez ese clima, es el que por un lado con absoluta claridad, están las reivindicaciones del pueblo, porque todo el pueblo es quien reacciona indignado ante esta serie de atropellos y por el otro lado la acentuación del aparato represivo que ya no trepida en atacar a mansalva las expresiones populares. El día 23 de mayo es ocupado totalmente el Barrio Clínicas, que es un barrio de Córdoba casi céntrico, donde están la mayoría de los estudiantes  que proceden de otros lugares. Los compañeros estudiantes de la Universidad Católica que habían declarado 48 horas de reflexión para considerar todo el clima, resuelven pasar de la reflexión a la solidaridad con los estudiantes de la Universidad Nacional y acompañarlos en la lucha. El día 25 de mayo por proposición de los compañeros estudiantes, a mí me invitaron a hablar en un acto de la universidad Católica  y fui y ese mismo día 25 –aniversario patrio- denunciamos todo este estado de cosas. Y denunciamos a los consejos de guerra que se habían instaurado en Rosario, y que habían condenado algunas personas. En el propio patio de la Universidad y con el ferviente apoyo de los estudiantes, dijimos que los consejos de guerra había que hacérselos a los monopolios, a los explotadores que eran los principales causantes del drama que vivía el país y que los militares que se sintieran identificados con el pueblo debían reconocer la legitimidad de esas luchas. La claridad de estos objetivos, los postulados fundamentales de la emancipación general del país y no condenar y reprimir todas esas expresiones que eran las más genuinas y auténticamente argentinas. Ese acto de la Universidad Católica concluyó con un contra discurso - digamos así- del rector de la Universidad, el Reverendo Padre Storni, que fue abucheado y silbado por los estudiantes, impedido de concluir en su disertación. Porque defendía conceptos arcaicos o defendía formalismos para la liberación. Decía que es preciso que el hombre se libere interiormente, que haga toda su mea culpa y actos de constricción y toda la serie de actos que tiene que hacer para luego recién pasar allá y tiene que ver que hacen los otros porque la Universidad construye, fabrica dirigentes. Todos conceptos no aceptados por el estudiantado, conceptos al servicio de los círculos minoritarios de las clases dominantes. El día 26 de mayo hay un plenario general de la CGT con la identificación de todos y por moción aprueba un paro activo de 37 horas, a partir de las 11 horas del día 29 de mayo, con abandono de las fábricas, de la Universidad, invitando a la población para que se concentre en el centro de la ciudad, frente a la CGT. De esa manera evidenciar masivamente el repudio y la condena a toda la política que se estaba llevando y la reclamación de medidas de naturaleza popular. Esa resolución, aprobada por el movimiento obrero el 26 de mayo de 1969, esa resolución aprobada por el estudiantado el mismo 26 de mayo, la adhesión de una serie de instituciones a esa medida, que tenía día, que tenía hora, que tenía lugares para concentrar a los compañeros que salían de las fábricas, de la Universidad, etc. para ir a concentrarse frente a la CGT, demuestra que no existió el espontaneísmo que se quiere adjudicar al “CORDOBAZO” para quitarle la profundidad de su proyección histórica. El 29 de mayo a las 11 horas todas las fábricas, absolutamente todas y la Universidad abandonan los lugares de trabajo y se dirigen encolumnados al centro. En el sentido pacífico de ir a realizar una concentración, escuchar los pronunciamientos de sus representantes, de elaborar la continuidad de la lucha para defender todo esto que hemos relatado, que se sufría continuamente, realmente en carne y en espíritu. El Gobierno ante esta tremenda acción del pueblo, resuelve que todo el transporte haga una especie de cordón sobre el casco chico que se denomina “la ciudad”. Y manda las fuerzas policiales para interceptar las columnas de los trabajadores, que venían 7000 de Kaiser, 6000 de Fiat, 2000 de Luz y Fuerza, de Perkins, de una serie de fábricas del complejo industrial, de empresas de los Servicios Públicos, de los propios empleados de comercio, que hacían llegar prácticamente a 100.000 los afectados por toda esta movilización. Y la policía interceptó, no solo con bombas de gases, porque a las 11 comenzó el paro, y marchaban los compañeros, todos hacia el centro, sino que atacaban con balas a los manifestantes, y el documento que ha proporcionado la televisión, lo prueba, y fue ahí que ese herido de muerte, con un balazo en el corazón, el compañero Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos. Y es a partir de ese momento donde se desarrolló todo un proceso en el cual si podemos hablar en que hubo espontaneidad del pueblo rodeando todo ese programa de reivindicaciones que se había aprobado en el movimiento obrero y en el estudiantado. Otro compañero más que había caído, la represión desatada violentamente contra el pueblo, la represión desatada contra quienes defendían todos estos derechos que hemos enumerado aquí. No eran las hordas, no eran los hunos, no eran los violentos y los extremistas que porque sí, que por aficción al caos, que por aficción a la violencia, acudían a Córdoba. Eran los trabajadores, los estudiantes, atropellados en su derecho, violentados espiritualmente, reprimidos todos los días, y reprimidos ahí con un compañero muerto, que reaccionaron ante la represión y doblegaron a la policía e hicieron lo que todos conocen, ”El Cordobazo”, y que determinó que por esa tremenda indignación del pueblo, de la cual nosotros nos sentimos orgullosos y de la cual incluso se sintieron orgullosos, lo manifestaron quienes sucedieron a Caballero, como el propio Gral. Carcagno (interventor a la caída de Caballero) quien reconocía el coraje civil de un pueblo.

 Ellos mismos sabían concretamente, aunque después hayan querido desnaturalizarlo, que no había un objetivo en sí, ajeno a lo que es el humanismo, que es el respeto al hombre, a la personalidad humana, a sus derechos. En defensa de ese humanismo avasallado, en contra de esa arbitrariedad y de esa injusticia es que el pueblo accionaba y por eso las amas de casa habrían las ventanas y a los muchachos que hacían fogatas en el centro de la calle, les tiraban las sillas, les tiraban madera para que tuvieran una exteriorización mayor.

Y fue así que luego intervino la Gendarmería, intervino el Ejército, tomó la CGT, tomó el Sindicato de Mecánicos, el Sindicato de Luz y Fuerza, se constituyó por decisión de Onganía tribunales  especiales militares en el término de 8 horas, fuimos juzgados sin defensor, no se hacían imputaciones concretas de delito, sino que simplemente se pretendía averiguar si uno tenía una conciencia a favor de la violencia o no. Y se le manifestó por parte de muchos, que evidentemente nadie tenía una conciencia a favor de la violencia, por la violencia en sí, o como objetivo de la actividad humana, sino que era todo esto lo que había determinado una reacción justa, una reacción heroica, una reacción digna de un pueblo, porque de no haberse producido esta reacción ante todos los atropellos a que estábamos sometidos, no era evidentemente un pueblo del cual nosotros podríamos estar orgullosos, un pueblo del cual nosotros podríamos confiar para construir un futuro digno para nuestro país. Y luego vinieron las condenas que aislaron a una serie de compañeros, que nos aislaron del contacto directo con los trabajadores, que nos llevaron a miles de kilómetros, y así demostraron que no era una cuestión de una u otra persona lo que pasaba, porque las decisiones continuando las luchas, la siguió ejerciendo la base, la siguió ejerciendo distintos representantes auténticamente identificados con esas aspiraciones. Y tanto es así que estando presos los supuestos responsables personales de todo el caos, el 17 y 18 de junio, Córdoba realiza un nuevo paro activo, donde se demanda la libertad de los presos y donde se demanda el respeto a toda esta serie de cuestiones. El 1 de julio en Buenos Aires, también se lucha, se decreta un paro activo de orden nacional; otra vez el paro activo. El 30 de julio, nuevamente un paro activo completo. El 27 de agosto otra vez otro paro. El 16 y 17 de septiembre otro paro, el 1 y 2 de octubre cuando en todo el país ya esa toma de conciencia, esa necesidad de luchar, que había sido ejemplificada en el Cordobazo, abarcaba todo el país, la comisión de los traidores, la comisión de los 20, negocia el levantamiento del paro, lo negoció al pie de Onganía, a los pies de su propia dignidad, de su desvergüenza y una vez más frustró una medida reivindicativa de toda la clase trabajadora, que iba a lograr frutos con respecto a los derechos que nosotros reclamábamos. Pero, aún así, con esa frustración el 1 y 2 de octubre, Córdoba paró nuevamente la ciudad el 29 y 30 de octubre. Y con toda esa lucha, por la lucha del pueblo, se decretó para los condenados por los tribunales militares una amnistía en el mes de diciembre de 1969, que nos permitió a nosotros, no la amnistía sino esa lucha de toda esa masa con paros activos, con cesantes, con presos, que nos permitió a nosotros recuperar la libertad y así lo dijimos cuando regresamos a Córdoba. El primer grito para ratificar todas nuestras cartas desde la cárcel, que era continuar con la lucha por la defensa de nuestros derechos, el primer grito ante los compañeros que nos recibieron, que fueron varios miles en Córdoba, fue “ABAJO LA DICTADURA Y CONTINUAMOS LA LUCHA”.

Y continuamos con todo organizado, tomando medidas para que cambiara el régimen, para que cambiara la política, y organizamos para el 31 de enero la reunión nacional de la oposición en la cual no se trataba de hacer una componenda, un contubernio político viejo o nuevo, sino que se trataba de aglutinar a todas las fuerzas populares que sin distinción de religión, de partidos políticos, de sexo, etc, fueron golpeados por toda esa política para actuar contra esa política. Y denominamos esa reunión: Reunión Nacional, Popular, Reunión Sindical y popular por la justicia social y la liberación. Y quienes en un principio creían que iba a fracasar, boicoteada desde afuera y boicoteada también desde adentro, tuvieron que prohibir esa reunión que tenía comprometido más de 3000 asistentes, en representación de las luchas del pueblo argentino. Porque tanto como venían compañeros de los Ralos de Tucumán, como venían compañeros ferroviarios del F.C.G.Roca, venían compañeros del Chocón, compañeros de distintas organizaciones estudiantiles y no se pretendía con eso hacerle una salida al sistema, ni darle una posibilidad más a Onganía, sino unir a todas las fuerzas combativas, a las fuerzas que comprenden incluso muchos de ellos que no lo hubieran comprendido antes, la necesidad de la UNIDAD DE TODOS PARA PODER SALIR ADELANTE. Y como tuvo una gran repercusión fue prohibida y la institución en la cual se iba  a realizar fue intervenida y fue tomada por la policía y clausuraron seis manzanas del Barrio Gral. Paz, donde se iba a hacer esa reunión. Y por decisión de la policía se dio una serie de capturas. El teniente Coronel Romanutti, Jefe de Policía de Córdoba, dijo públicamente que habría un intento de asesinato, que iba a ser asesinado en este caso yo, dando el nombre y un sacerdote del Tercer Mundo. Lo que motivó a que yo hiciera una denuncia a la justicia planteando de que si el Jefe de Policía, que decía conocer que me iban a asesinar, no aportaba las pruebas, estaba incurriendo en violación de sus propios deberes.  Estaba encubriendo un intento de asesinato que él conocía, que él tenía datos que se iba a materializar. Entonces acudí a la Justicia e hice la denuncia al Jefe de Policía para  que fuera a dar los datos de quienes eran los que intentaban asesinarme, que fue ampliamente publicitado en Córdoba y salió algo en La Razón y en otros diarios nacionales. Pocos días después un comando vinculado indudablemente a la reacción, atacó nuestro Sindicato, hizo fuego, ocho disparos, hirió a dos estudiantes y se dieron a la fuga. Esto motivó que el Gobernador Huerta dispusiera la clausura del Sindicato. A nosotros compañeros, que habíamos recibido a los compañeros estudiantes que luchaban contra el test maldito, como se lo denominó, a este test limitacionista, a nosotros que nos habían disparado armas de fuego, a nosotros nos clausuraban y no se conocía nada de quienes habían incurrido en ese, aunque vandálico, con ese ataque armado, pero parecía que los responsables eran los trabajadores, era el Sindicato de Luz y Fuerza, eran los estudiantes universitarios y se nos clausuró el 4 de febrero. La razón era nuestra activa participación en la promoción de la reunión del día 31. Era nuestra indoblegable actitud en defensa de nuestros derechos. Era que no le habíamos agradecido a Onganía el que nos diera una amnistía, que nos dejara en libertad, porque sabíamos que a él nada teníamos que agradecerle, sino a los trabajadores de las bases, los estudiantes, la gente, que eran quienes habían luchado realmente, y el 5 de febrero Onganía dictó una ley por la cual intervino nuestro sindicato por disposición del Poder Ejecutivo Nacional, fundamentado en el famoso artículo 3 del Estatuto de la Revolución Argentina. Sindicato que aún continúa intervenido por esa ley con el mismo interventor que designó Onganía, único sindicato en el país que no ha sido normalizado por el régimen, aclarando que en la mayoría de las normalizaciones han existido fraude, prescripciones, etc. Pero por la concentración de compañeros en un solo lugar, en una sola ciudad, por la conciencia de esos mismos compañeros, por la solidaridad que recibimos de todo el pueblo de Córdoba, fue imposible al Interventor instrumentar una oposición resuelta por los trabajadores, fue imposible copar a los propios trabajadores llevándoles el Sindicato, y de ahí, de ese 5 de febrero, con la misma dirección que tenía antes y con el financiamiento de las actividades por parte de los compañeros, que además de pagar lo que tienen que pagar al sindicato, aportan voluntariamente a la dirección sindical en la resistencia. Ahí nació la dirección sindical en la resistencia que continúa trabajando, actuando, continúa en la CGT de Córdoba, reconocida por la CGT, luchando por lo mismo que ha luchado antes, y ratificando la necesidad de continuar en el futuro la lucha. Esa intervención que significaba aparentemente frenar la lucha en Córdoba, porque el Ministro o el ex ministro Imaz decía que ahí estaba la instigación principal, ahí estaba el centro de los desórdenes, de los disturbios, no paró la lucha, porque cuando poco tiempo después la patronal Kaiser en la seccional de matricería, denominada Perdriel. Intentaba trasladar a  4 compañeros que eran candidatos delegados y frustrar así la posibilidad de elección de los trabajadores, se levantan los compañeros, toman la fábrica y logran una solución después de 4 días en los cuales se restituye a su lugar de trabajo a esos compañeros y luego que se vote si salen o no elegidos, se permite el traslado que plantea la fábrica. Cosa que es tomada por la lucha que hicieron con sentido heroico, pero también en defensa de la voluntad soberana de las bases, de los trabajadores, fue la lucha de los compañeros en el Chocón que llevó a todo el país esa conciencia que no se admiten salvo por la fuerza a dirigentes traidores y conciliadores como Rogelio Coria, tan usurpador como Onganía o Levingston de la voluntad popular en el sentido de la voluntad de los trabajadores en sus gremios. Y viene luego de esto la tremenda represión que se ejecuta contra los compañeros de la Facultad de Ingeniería, en la cual le pegan con cadenas, por la cabeza a los compañeros y compañeras estudiantes. Que en una sola mañana llevan 1500 presos. No había lugar donde ponerlos en las seccionales de policía. Se desató un escándalo, que el diario La Razón mandó un avión para tomar fotografías de inmediato, donde compañeros están tirados, desmayados al pie de los ejecutores de la represión. Y el 29 y 30 de mayo que se nos prohíbe se nos declara absueltos en Dinfia, una entidad del Estado, que agrupa a 10000 trabajadores realizamos una concentración de 20000 personas en la Ciudad de Córdoba en homenaje al compañero Máximo Mena y en homenaje al compañero Pampillón. La concentración es en el lugar donde ha caído Máximo Mena. Y resulta que pocos días después como producto de toda una conmoción de distintos hechos que se dan en el país, pero fundamentalmente por esa rebelión que se plantea en el pueblo argentino, después de casi 4 años de ejercicio autocrático del poder, la Junta de Comandantes se da cuenta que Onganía quiere llevar al país por un camino que está en desacuerdo  con las tradiciones democráticas, republicanas, representativas y federales de nuestra nación. Después del intento neocorporativista de Caballero,  después de la instrumentación de los consejos comunitarios en la Provincia de Buenos Aires por el Gral. Imaz, después de todo esto, cuando ya Onganía, evidentemente no era más una garantía y levantaba la reacción del pueblo es destituido por una serie de cargos entre los cuales uno lo denominan eufemísticamente  “autocracia” y que nosotros en el sentido popular más simple, más sencillo denominábamos “dictadura personal, arbitraria, autoritaria”. Y es reemplazado Onganía, lo que evidentemente es un producto de la lucha del pueblo y que significa no un cambio en la situación pero sí la eliminación y ese es el sentido particularmente podríamos decir así, positivo, de la arista corporativista más peligrosa en que estaba planteado por su mismo concepto de importancia por 20 o 30 años en el poder. Concepto que su discípulo, que su delegado en la Provincia de Córdoba, Carlos Caballero había expresado con tanta sinceridad, en aquella frase que reprodujo el diario Los Principios y que recién comentáramos. El día 4 de junio, nuevamente se planteó una orden de captura contra tres compañeros. Entre ellos dan una orden de captura para colocarme una disposición del poder ejecutivo y va la policía y en busca de mi domicilio, en mi trabajo. Tuve lógicamente que ausentarme del lugar de trabajo. Estuve 20 días con la orden de captura, la ratificó el titular de Defensa Interino del Interior en una Conferencia de Prensa en Córdoba el Dr. Cáceres Monié y uno de ellos o uno de los que estaba señalado, el Dr. Curuchet asesor de distintos sindicatos en Córdoba cuando hacía espera representando o asesorando a los compañeros del SITRAC, (sindicato de Trabajadores de Concord Fiat) un patrullero lo detuvo y lo trajo aquí a Buenos Aires. Luego se deja en suspenso, se levanta al menos no se ejecuta esta orden de detención a partir de 20, 21 de junio próximo pasado. Quiero tratar de contribuir  en el sentido de una visión general de las causas que produjeron estos hechos tan importantes y de nuestra situación actual, queríamos señalar nuestro juicio respecto del cambio de hombre realizado como producto de la reasunción del poder por parte de los tres Comandantes en Jefes de las Fuerzas Armadas. Onganía ratificó lo que ha demostrado la historia muchas veces y lo que una frase célebre ha puesto en vigencia  “las bayonetas sirven para muchas cosas menos para sentarse sobre ellas” Esto es lo que le pasó a Onganía y eso es lo que en definitiva le va a pasar a todos los que se sienten sobre la bayoneta, dejando de lado la auténtica representación de los intereses del pueblo. Y hoy se ha reivindicado o se pretende reivindicar lo que durante cuatro años fue atacado, lo que durante cuatro años fue declarado fuera de la ley, fuera de la historia y sin ningún tipo de perspectiva. Hoy el gobierno se llena la boca y permanentemente repito que hemos de volver al sistema republicano, representativo y federal. Pero la cuestión no está en la simple afirmación de que hemos de volver, sino que planteando la cosa al revés y sin ningún tipo de vergüenza  que esto va a ser en un plazo no corto como lo he señalado personalmente al presidente de la Nación. Nosotros en un reportaje en el diario Córdoba, pedíamos que se nos posibilitara el análisis de la diferencia entre lo que es largo o muy largo y lo que es no corto, simplemente un cambio en las palabras: simplemente un cambio de palabras para seguir con la misma política tal como en particular fue ratificada por el nuevo Ministro de Economía, el Dr. Moyano Llorens. Esto tal cual lo hizo el 13 de marzo de 1967 Adalbert Krieger Vasena, hoy plantea una devaluación que nos vuelve a quitar súbitamente un fuerte porcentaje de la capacidad adquisitiva de nuestros salarios, una devaluación que por nuestras palabras de trabajadores sino por las propias palabras de entidades empresarias como han sido los congresos regionales de la CGE como ha sido el pronunciamiento de la Federación Económica de la Capital Federal, devaluación que acentúa el proceso desnacionalizante del patrimonio nacional. Indicado específicamente por los propios empresarios como que la importación de las manufacturas, son la importación de la mano de obra exterior y con la importación de la desocupación porque lo que trabaja aquel que no está en el país es el mismo trabajo que le quita al argentino que quiere trabajar y que puede producir esos bienes. Y además atenta contra la deuda externa levantándola en ese mismo porcentaje del 14,3%  de la devaluación y que por lo tanto al incidir en los costos de la producción  en el nivel de vida y acentúa el costo del nivel de vida. Desmintiendo al propio Moyano Llorens y a los teóricos de que estas medidas se mueven solamente en el papel o en el esquema exclusivamente monetario. Y así se ratifica y se reincide en una política antipopular, en una política antinacional, en una política desnacionalizante, en una política que es el centro, la cuestión fundamental para afrontar como posición  de nuestro país, el enfrentamiento ante la penetración imperialista, esto la penetración de monopolio, de ahí que nosotros ratifiquemos aún con diferencias no sólo de conceptos, sino de situación social y económica como puede ser la del trabajador y la del empresario nacional que en ese aspecto podemos hacer una acción común enfrentando ese tipo de penetración para dar luego o simultáneamente, toda una serie de medidas que nos permita salir adelante. Al mismo tiempo que se ratifica la política en el sentido económico, el mismo mérito reside a los participacionistas para tratar de consolidar una CGT representativa, fuerte y no sé cuantas condiciones más quieren asignarle los representantes usurpadores de la oligarquía. Y se realiza el Congreso de normalización, cuando todos conocemos los problemas que vive el pueblo argentino, cuando todos conocemos los problemas que vive la clase trabajadora, toda la tarea de los delegados sindicales se reduce a las componendas, se reduce a distribuir los cargos que tanto los participacionistas que tanto los otros que tanto las 62, que tanto los independientes pero en ese congreso no resonó una voz señalando el problema de la carestía de la vida, el problema de la desocupación, el problema de la represión, y se omitió reclamar una cosa que todos los argentinos deben reclamar: el respeto al derecho, a sus libertades, se olvidaron de reclamar el levantamiento del estado de sitio, se olvidaron de reclamar la derogación de la pena de muerte, se olvidaron de reclamar el respeto a la voluntad soberana del pueblo, para que todos los argentinos puedan acceder a un nivel de vida adecuado.

 Cambios de estructura que nosotros sabemos que son y que pueden hacerse si el pueblo lucha en común, cambio de estructura que significa reemplazar la actual estructura de la dependencia, del sometimiento, de la frustración de nuestro país por una estructura acondicionada al respeto de los derechos económicos, sociales y políticos y culturales del pueblo argentino. Estructura que en nuestro país suministra datos dramáticos que toca la sensibilidad de toda persona que se sienta mínimamente solidario con el ser humano. Estructura que denuncia por ejemplo, por la comisión de acción social del episcopado argentino y permite algunos datos. Denuncia lo siguiente: los índices de analfabetismo en nuestro país registran 3,1% en la Capital; 5,6% para Buenos Aires; 21,1% para Corrientes; 21,2 para El Chaco; 24,2% para Jujuy. El cambio de estructura en el sentido de la educación es que en el país no haya analfabetos, que se computen en Capital Federal, 3,1% de analfabetismo absoluto, mientras que en otras zonas del país viven argentinos, lo mismo en la Capital Federal, tengamos como en El Chaco un 21,2% o como Jujuy un 24,2% que la deserción escolar –que cada vez se acentúa más a pesar del avance de las técnicas de la pedagogía, a pesar del avance de los estudios de cómo educar mejor al hombre- indica que en el ciclo primario en la Capital Federal alcanza al 35,8% en niños que no llegan a cumplir todo el ciclo primario, al 41,1% en Bs.As. y al 85,9% en el Chaco. El cambio de estructura son las medidas para que en lugar de un alto porcentaje de analfabetos y un dramático porcentaje de niños que desertan de la escuela puedan cumplir su ciclo primario de educación. La mortalidad infantil muestra un 40 por mil  en la Capital, un 52 por mil en el Chaco. La mortalidad infantil por problemas de desnutrición y por falta de asistencia médica, todo ello se ubica también con la preservación de la salud del trabajador, la relación del número de habitantes por médico en nuestro país, tomamos 237 médicos en la Capital Federal por 1000 habitantes. Tenemos 1149 habitantes por médico en Bs. As. , tenemos 2156 habitantes por médico en Corrientes, tenemos 2394 habitantes por médico en el Chaco. Tenemos el problema de la vivienda que se da la cifra total de 2.500.000 viviendas en el país y se señala que un tercio de la población urbana se halla mal alojada y que relacionado con el problema de la vivienda en sí tenemos como factores indicadores del desarrollo, como le llaman ellos, que hay una disponibilidad de agua corriente en las viviendas en un 99,3 de los casos en la Capital; el 41,6 en el Gran Buenos Aires, el 58,8 en Córdoba, el 30,5 en Formosa, el 20,2 en Misiones, el 17,3 en Chaco.

Se estima también que 180.000 familias habitan en las villas miserias en las principales ciudades. Otro dato como la producción de energía eléctrica  por habitante indica un sentido decreciente de utilización, de producción en el país.

Tenemos el problema de la tenencia de la tierra cuyos índices dados por la Comisión de Acción Social del Episcopado Argentino, señalan que el 1,2% de los propietarios rurales posee el 47% de la superficie cultivada total y en el otro extremo un 38,4% de propietarios tienen un 2% de la superficie cultivada total. Y que es el cambio de estructura, es la eliminación del latifundio, es la reforma agraria al servicio del país.

Tenemos la Distribución del ingreso neto nacional, los asalariados que significa el 75% de la población activa, perciben el 45% en tanto que los dueños del capital  y de las empresas perciben el 55%. Hace 20 años la relación era inversa. También aquí debe estar el cambio, en la redistribución de la renta nacional de forma de asignar al sector trabajo la justa proporción que le corresponde en lugar de otorgar a quienes trabajan menos, a quienes ponen las manos, mayores porcentajes, mientras son más quienes trabajan más y reciben el menor porcentaje de la distribución de la renta nacional. Y aquí tenemos otros datos que sería largo de enumerar pero que en definitiva dan la pauta del grado de dependencia, del grado de deformación estructural que tiene nuestro país y nos atañe a nosotros como visión para resolver los problemas que los resortes fundamentales de la economía, en una economía planificada deben estar en poder del estado, el régimen bancario, el crédito deben estar en poder del estado en lugar de procederse a la desnacionalización paulatina de los bancos y de las empresas. Debe acentuarse la nacionalización en la posesión de las empresas que en el régimen del comercio exterior, que sometido a la política del comercio internacional de los monopolios, nos crea un severo deterioro de los términos de intercambio, que nos crea un condicionamiento a la política general de esos intereses, se haga al servicio del país, que en definitiva, la educación primaria, la secundaria y la capacitación por vía de la Universidad sea en una Universidad abierta al pueblo, en una Universidad que capacite en función de las necesidades del desarrollo de nuestro pueblo. Eso es para decir algunas cosas que son muy importantes, que sean  fundamentales en el cambio de estructura por el cual debemos luchar, y el sentido de la lucha por la liberación está dado en que esa estructura está sostenida por los monopolios para financiar su propia producción, para encuadrarla dentro de su propia producción y no compartir con el resto de producciones de cualquier empresa, está el Banco Mundial que le  presta 90 millones de dólares a SEGBA pero que le señala bajo supuesto interés pequeño del 4,5% ó 6% como debe comprar, los monopolios que son la base del Banco Mundial. En el Banco Interamericano de Desarrollo que entendiéndose como organización financiera continental también está al servicio de los monopolios, en la lucha contra las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, que es quien predica, que es quien impone la política de estabilidad, la política inminentemente monetarista e impide nuestro desarrollo, que nos crea la estabilidad  de la miseria, de la frustración y de la dependencia, que es en  lugar de un gobierno que hoy pregona que es de conciliación nacional, que hoy pregona que es una alianza donde están todos los sectores. Hay un gobierno representativo del pueblo, un gobierno que nosotros no decimos que es nido de alianzas de conciliación, decimos que es un gobierno continuador del anterior, compuesto por usurpadores, compuesto por desertores y compuesto por oportunistas al servicio de la reacción.

Que tengamos los objetivos bien claros, que no respondan a todas las imputaciones ,que para descalificarnos realizan esos organismos antipopulares, esos  funcionarios al servicio de la oligarquía, de la reacción y de los monopolios. Porque nosotros queremos construir un país de los argentinos y para los argentinos y sabemos que para que sea así, que sea de los argentinos y no de los extranjeros, es que tenemos que hacer todos estos cambios profundos. Y como sabemos que para hacer esos cambios profundos no nos hemos de enfrentar con quienes han de dejar voluntariamente sus puestos, sus políticas explotadoras, es que predicamos la unidad de todos los que están afectados  en esta nación y que el campo de la lucha por las reivindicaciones está dado en una serie de escenas, no una sola escena, la lucha se plantea en el sindicalismo, se plantea en el estudiantado, se plantea por las fuerzas cívico populares, se plantea por muchos sacerdotes del Tercer Mundo, se plantea de distintas maneras, en distintas escenas y sólo debe merecer a nuestro juicio, el respeto de la identidad, al menos en los objetivos de redención humana que tiene porque recordamos para volver a ese hecho histórico del cordobazo, que cuando el compañero luchaba en la calle, que cuando el compañero acudía a las concentraciones, que cuando el compañero era reprimido no se destacaba porque tuviera un rótulo que dijera: el compañero es peronista, el compañero es radical, sino que a todos ellos, todos nosotros nos sentimos identificados en ese momento con una lucha altamente humanista, con una lucha que por ser humanizada exige el sacrificio de la perseverancia, la paciencia, la no desesperación, el no entrar en el aventurerismo para poder salir adelante. De ahí, que en ese hecho del compañero, que tiene una identidad común, la de luchar, la de querer mejorar las cosas, la de respetar al hombre como hombre, como sujeto de la historia no como objeto de la explotación, como mercancía, como ser maquinal y frustrado, en esa identidad, en la lucha que se ha dado en la práctica, de ella nosotros sacamos la inspiración para seguir sosteniendo la misma idea aunque otros compañeros entiendan que el proceso es distinto, nosotros creemos que el proceso es de acción común, es de unidad en la lucha. Está contenido en el Manifiesto del 1 de mayo de 1968, que es de los trabajadores, que es de los estudiantes, que es de los profesionales  que tampoco encuentran trabajo o que cuando encuentran también  son explotados, que es de los Sacerdotes del Tercer Mundo, que  es de las empresas que son penetradas por el Imperialismo, que es de todos los argentinos de cualquier condición, de hombres y mujeres que quieren construir un porvenir, que se sienten hermanos de aquél que en el Chaco es analfabeto, que se sientan hermanos de aquella madre que pierde a su hijo por desnutrición, que se sientan hermanos del compañero que es desocupado queriendo trabajar porque los monopolios que nos mantienen en el subdesarrollo nos impidan construir nuestra sociedad. Con esos queremos trabajar como hermanos y de eso queremos que se entienda que es la unidad, una unidad que no persigue que el compañero deje de levantar su bandera de peronista, de radical y no persigue que deje de ser católico o de ser musulmán, que no persigue que deje de ser de Boca o de River, lo que se persigue es que, se ponga como dijimos en la CGT de los Argentinos, por sobre esa camiseta que es respetada, la camiseta fundamental, que es la camiseta Argentina que nos permitirá la redención y el cumplimiento de los objetivos que como movimiento obrero y como pueblo nos trazamos.